Ya escribimos sobre ella cuando sacó Camí amunt en 2021, el cual describimos como una “balada introspectiva que no necesita de florituras para brillar”, prácticamente se podría decir lo mismo de este primer álbum que nos presenta. Bajo el título de Miramar, Júlia Colom nos presenta desde la isla de Mallorca un largo cargado de tradición y modernidad a partes iguales.
A medio camino entre lo conceptual y las tonadas de los trovadores, se podrá disfrutar de este realismo mágico que plantea la cantante en los sets que se vendrán en el Primavera Sound en Barcelona y Madrid, en el Mobofest de Mallorca y alguna que otra fecha que deja caer al final de esta entrevista.
Júlia, ¿cuál es tu primer recuerdo relacionado con la música?
El recuerdo es muy claro, como si hubiera sucedido recientemente. Debía tener 6 años y en la casa de mis abuelos, en el pueblo de Bunyola, mi abuelo Nicolau me dijo que tenía que aprender una canción, el Cant de la Sibil·la. Él ya la había aprendido de su padre, y también se la había enseñado al mío, quien también la cantó.
Recuerdo que solíamos ir a su sala de estar. Él se sentaba en su silla más cómoda y yo, de pie, me concentraba profundamente para cantar la Sibil·la. Era un tipo de concentración que me conectaba conmigo misma. También recuerdo que tenía la letra –es larga– impresa y que marcaba las respiraciones como si fueran pájaros.
Directa de Mallorca, el título de este primer disco, Miramar, le debe el nombre al Monasterio fundado por Ramon Llul. ¿Por qué elegiste ese lugar? ¿Hay algo de su historia que se relacione contigo y tu proyecto?
Miramar es un lugar que se encuentra entre Valldemossa y Deià, el pueblo de al lado. Es un lugar mágico, lleno de olivos y junto al mar. Cuando era pequeña solía ir allí y mis padres me contaban la historia de Miramar. Más tarde, a medida que iba creciendo, veía el nombre de Miramar como un sustantivo omnipresente en el mundo de la hostelería. Fíjate: Apartamentos Miramar, Hostal Miramar, Restaurante Miramar, y demás. Es un nombre utilizado en muchos lugares del mundo y esta universalidad del propio nombre, con el contraste con la profundidad de aquel lugar telúrico que había conocido de pequeña, siempre me ha llamado mucho la atención. Realmente creo que, como mallorquina, este nombre describe las dos caras de mi identidad: arraigada, pero con una presión turística muy fuerte.
Además, a mí me gusta ir a mirar el mar, y por eso Miramar me cuadraba en todos los sentidos.
Entre el primer sencillo y el álbum hay 2 años, ¿por qué ese lapso?
Saqué Camí amunt cuando solo tenía esta canción grabada como parte del disco. No esperé a sacar el disco para sacar el sencillo porque realmente sentía que necesitaba colgar algún material mío en el mundo digital. Hay un punto en el que si no tienes ninguna presencia en internet, se te cierran puertas dentro del circuito musical.
Tus canciones beben mucho de la música tradicional mallorquina. De hecho, recuerdo que la primera vez que hicimos un artículo sobre ti fue por Camí amunt, que seguía esa fórmula del folclore. ¿Cuánto queda de esa base en el actual disco?
Como la música de transmisión oral es la música que ha habido siempre en mi vida, ya forma parte de mi ADN como persona y, por tanto, como compositora. Un ejemplo de esto es que cuando enseñé Olivera, –una canción propia que forma parte del disco–, mis amigos pensaron que era una canción popular mallorquina.
Por el momento, tienes tres versiones de canciones tradicionales en el disco. ¿Cómo conviven con las tuyas propias?
Mi ilusión era hacer que mis canciones y las tres tonadas que aparecen convivieran como si fueran parte de una sola cosa, del mismo universo. Este ha sido el principal reto del disco, diría yo. Por eso la producción ha tenido un peso muy importante. En todas las canciones la voz ocupa el espacio y el plano principal, pero la guitarra española también hace de hilo conductor. A partir de este binomio, siempre el mismo, se van construyendo las capas de la producción. Me siento muy orgullosa del resultado porque creo que todas las canciones de Miramar podrían ser hermanas entre ellas.
¿Qué percepción crees que tiene el público general de la música popular? ¿Se tiene que hacer un trabajo para alejar tópicos de lo que es la nueva música popular?
Actualmente hay una oleada de artistas que están reivindicando la música de la transmisión oral y veo que el público que es sensible a la música de raíz, o con influencias de esta, cada vez es más amplio y escucha sin prejuicios. Esto es algo muy positivo, ya que permite que se valore y se difunda la riqueza y diversidad de las diferentes culturas y tradiciones musicales que existen en este país. Además, creo que esto también contribuye a que los artistas puedan experimentar y fusionar diferentes estilos y sonidos, creando nuevas propuestas y evolucionando la música de raíz de una manera interesante y enriquecedora.
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Leí hace poco en otra entrevista que hiciste que tu voluntad era intentar que las canciones populares lo fueran de verdad, que no fuesen una cosa de familia. Por el momento, estás confirmada para tocar en el Primavera Sound este año. ¿Crees que lo estás consiguiendo?
Me gustaría que no perdiéramos del todo la música que nos ha definido hasta hace muy poco como sociedad, aunque esto no está en mis manos. Me alegra tocar en festivales como el Primavera Sound, me he esforzado mucho para hacer mi camino, y agradezco la visibilidad que dan este tipo de festivales.
Me da la impresión de que perteneces a esta nueva ola de artistas jóvenes que vienen a reivindicar el folclore mediante su música. Me vienen Antía Muíño o Rodrigo Cuevas a la cabeza, por ejemplo. ¿Está el streaming reconceptualizando la tarea del trovador? ¿Qué diferencia hay entre una cosa y otra?
Es cierto que el streaming se ha convertido en una herramienta fundamental y sigue siendo una forma muy importante de llegar a una audiencia más amplia. Realmente es el único medio que tenemos para formar parte del engranaje del panorama musical, o sea que formamos parte de él porque no tenemos otra alternativa. Desde luego, con lo que pagan por reproducción, no sale a cuenta.
Entrando en un plano más de producción, ¿cómo has descubierto el sonido que querías para el disco? Predomina mucho la voz y los acompañamientos son mínimos, un poco de guitarra aquí y algo de electrónica allá. ¿Me podrías hablar un poco sobre esto?
Como decía antes, tenía claro que la voz tenía que estar en el centro de todo el disco, al igual que en la mezcla, que también está en primer plano. También era importante que en ningún momento estuviera procesada.
En segundo lugar, aparece la guitarra española, que nos va guiando a lo largo del disco. Esta premisa la tenía clara desde el principio, al igual que quería comenzar el álbum con una tonada a capella, porque considero que la voz es la esencia de la música, el origen más primitivo. A partir de aquí van pasando las canciones y aparecen, en el fondo, algunos sintetizadores. Aun así, diría que el uso de la electrónica es limitado.
En Canta para seguir colaboras con Pol Batlle. ¿Cómo habéis mezclado la esencia de cada uno? Compartís mucho, pero también hay ciertas diferencias sonoras entre ambos.
Pol es un músico que admiro profundamente. Él hace canciones, pero también toca guitarra y canta de una manera única. Canta para seguir es el resultado de una idea que yo tenía a medio hacer y que, una vez en el estudio con él, acabamos entre los dos. La grabamos en una tarde y últimamente, cuando la escucho, siento que su voz aguda se mezcla con la mía y a veces ni siquiera sé quién está cantando.
Tonada de collir figues es, para mí, la canción más compleja y conceptual del álbum. ¿Cómo fue trabajar en ella?
Esta tonada la aprendí de Antònia ‘Mussola’, una de mis cantadoras favoritas de Sa Pobla, un pueblo con mucha tradición de canto popular. Esta mujer sabe muchas tonadas, pero la Tonada de collir figues fue sin duda la que me marcó más.
El planteamiento es sencillo: quería que la tonada se fuera construyendo a medida que avanzaba con la letra. Si la escuchamos veremos que se van añadiendo capas instrumentales, sutiles, hasta que al final entra la percusión y el contrabajo en arco, instrumento que aparece únicamente en esta canción. La letra es bastante dramática –la mujer que canta dice que recogiendo higos cae de la higuera porque se distrae pensando en su querido– así que el final de la canción pretende recrear esa caída.
Por último, antes te nombraba el Primavera Sound, pero, si no me equivoco, no es el único sitio donde tocas este año. ¿Puedes contarnos dónde más te podemos encontrar?
Estaré en el Primavera de Barcelona y Madrid, además también hay otras fechas en Madrid con el Primavera en la Ciudad, en Mallorca con el Mobofest, l’Atlantida Film Fest, o el Sons de Nit en Pollença. ¡También hay alguna fecha más por Alemania y Catalunya, así que espero veros por ahí!
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