Jordi Ribes es un experto en el arte de las paradojas. Nacido en Barcelona, sus obras plasman ese espíritu en constante movimiento que definen tanto a la ciudad. Entremezclando oscuridad con dibujos infantiles, se podría decir que busca desdibujar la línea entre el imaginario colectivo y el personal. En Eating Sugar? No Papa! observamos su nueva colección de obras inspiradas en A Ventriloquist at a Birthday Party del fotógrafo Jeff Wall. Pueden verse en la L21 Gallery de Palma de Mallorca hasta el 3 de diciembre.
Lo primero de todo, ¿qué tal? ¿Podrías comentarnos un poco sobre ti?
Soy artista visual y me dedico profesionalmente a ello. Nací en Barcelona y actualmente trabajo en la misma ciudad.
¿Siempre habías querido ser artista?
No, primero intenté estudiar Diseño Gráfico, pero enseguida empecé a interesarme por el arte y entré en la universidad, allí toqué varias disciplinas, sobre todo la pintura. Sin embargo, cuando salí de la burbuja de Bellas Artes, me encontré sin saber qué hacer tanto artísticamente como profesionalmente. Poco a poco volví a hacer obra, empezando con el vídeo, hasta que pasado un tiempo vi claro que tenía que volver a pintar y que no podía separar la vida artística de la vida profesional.
Viendo tus obras de forma generalizada hay quien podría decir que son construcciones inocentes. Sin embargo, por el uso del color que haces y las figuras sin rostro, yo encuentro casi algo perturbador. ¿De dónde nace esta voluntad por crear algo tan antagónico entre sí?
De entrada porque hay una atracción por la ambigüedad, porque te descoloca, te cuestiona, te hace dudar. De allí que me interesen mucho los juegos antagónicos, la multiplicidad de lecturas, lo que se esconde detrás de las apariencias.
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Porque claro, justo es esta mezcla entre lo luminoso, lo naif y las figuras que bien entendemos como personas, pero que podrían ser entes sin más, lo que transforma tus figuras en inquietantes. Sin olvidar que se suele relacionar las líneas rectas con lo agónico y tú huyes de esta. ¿Por qué escogiste la curva?
Mi vinculación con la curva es algo que se produce de manera natural, lo considero más cercano a mí, tiene que ver con mi modo de expresarme, de dibujar. Precisamente por ser una forma aparentemente más suave y amigable luego me permite contraponerlo con su opuesto, como ahora la perversidad.
Además de unir elementos como el famoso personaje Pluto de Disney como a la Princesa Leia de Star Wars, vemos elementos derivados del mundo del cómic y la animación infantil. ¿Cuáles son tus inspiraciones y cómo las plasmas?
Depende, a veces uso iconos de la cultura popular como los que dices, pero otras veces tienen un carácter más personal, de hecho, acostumbran a mezclarse.
Estos iconos, al apropiarlos y formar parte de una de mis pinturas, se acaban convirtiendo en un elemento más de mi manera de construir, pero a la vez mantienen ecos del icono original. El no saber dónde acaba lo colectivo y empieza lo personal es un aspecto más que me interesa.
Tanto en tu exposición Take Off Your Socks de este año en la galería L21 como en tus obras anteriores, me viene a la cabeza una única palabra: soledad, como en las obras de Caspar David Friedrich. ¿Es esta soledad fruto de algún raciocinio debido a la pandemia?
En el momento de colocar figuras solitarias en medio de un paisaje soy consciente de la proximidad con Friedrich, pero no me lo había planteado como consecuencia de la pandemia, aunque no cabe duda que es una buena coincidencia. Para mí, al aparecer una figura sola, se intensifica su presencia, nos interpela más directamente.
También para la L21 hace nada hiciste una exposición junto a Alejandro Leonhardt. ¿Qué supuso para ti ver tus obras de forma escultórica?
Realmente es una sensación nueva; al extraer elementos de la bidimensionalidad de mis pinturas al espacio real me lleva a un terreno completamente distinto de la pintura y que me abre nuevos caminos. Justo estamos empezando con lo escultórico y creo que aún queda mucho por experimentar.
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Por otro lado, formas parte de la exposición conjunta Eating Sugar? No Papa!. ¿Podrías contarnos un poco más sobre tus obras en la muestra?
En el momento de concebir dos obras me inspiré en la pieza A Ventriloquist at a Birthday Party de Jeff Wall, quedándome más con la anécdota de los globos. Se titulan Party A y Party B, y en cada una de ellas aparece un personaje que sostiene unos globos. Se trata de una imagen invertida, como si uno fuera el espejo del otro.
Las imágenes se parecen, pero hay pequeños cambios, desde colores, modificaciones formales y detalles diferentes, no siendo exactamente el mismo reflejo. Este aspecto me interesa porque me lleva directamente al proceso de elaboración de estas, cuando se dan varias posibilidades sobre una misma idea y al final estoy obligado a escoger una para convertirla en pintura.
El formato de tus obras es el óleo sobre lienzo. No obstante, siempre he creído que el óleo suele dejar cierta rugosidad al usarse, cosa que no se observa en tus obras. Incluso me atrevería a decir que parece arte digital. ¿Utilizas otros materiales?
Cuando pinto solamente empleo óleo. Al utilizarlo de manera fría y neutra me permite crear unos degradados que da pie a un diálogo entre lo digital y lo pictórico. Aparentemente, parece que no aprovecho las posibilidades del óleo, sin embargo, no podría conseguir este resultado con otra técnica distinta. Una paradoja más como la convivencia entre lo ingenuo y lo perverso.
¿Tienes algún proyecto en marcha? ¿Qué es lo próximo que podemos ver de ti?
En breve participaré en una feria de Miami con L21 Gallery, y estoy preparando una exposición individual con la misma galería, en un espacio nuevo que abre en Barcelona.
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