Y lo hace fiel a su forma de componer, en la que los temas son, simplemente, “las consecuencias de determinadas decisiones tomadas consciente e inconscientemente”; entendiendo que lo más valioso de esta profesión es siempre el trato humano –“la energía del público, que siempre es mucha y muy dulce”; pero también consciente de que forma parte de una industria en la que, a pesar de la evolución de los últimos años, aún queda mucho por hacer. “Cabe recordar que en algunos casos (algunos festivales, por ejemplo) prácticamente se forzó a incluir un porcentaje de mujeres, con las que, de manera voluntaria, no se habría contado”.