Los ritmos lentos de la isla de Mallorca y su tejido característico, el drap, marcan la esencia de J. Llambias. Un proyecto personal que a través de las diferentes prendas reflejan de forma palpable el mundo interior de Jaime Llambias. La marca evoluciona a la vez que lo hace su diseñador que da vida a colecciones formadas por prendas de alta calidad, artesanales y elaboradas lentamente en su pequeño taller ubicado en la isla.
Un saco antiguo convertido en una blazer, un kimono confeccionado con antiguas servilletas japonesas o restos de tela sobrante unidos para crear un vestido totalmente único. Llambias consigue que cada una de las piezas de su marca sean las protagonistas de las historias que se esconden detrás de los tejidos y que él mismo se encarga de escoger: “selecciono estos tejidos de una forma muy meticulosa, reviso que estén en perfecto estado, los analizo y decido si son aptos para un determinado tipo de prenda o para otra”.

Con producciones limitadas, todas las prendas que pasan por las manos del diseñador crean un universo que refleja a la perfección sus raíces mallorquinas, pero en el que a la vez se pueden apreciar algunas huellas de todos y cada uno de sus viajes. Piezas artesanales que reflejan autenticidad y delicadeza y que te transportan a un sueño mediterráneo.
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Para empezar, ¿cómo te definirías a ti y a tu marca?
Creo que ya puedo definirme como artesano.
La firma nace en 2018 como un proyecto personal tuyo que refleja tu mundo interior, ¿cómo ha ido evolucionando desde entonces?
La idea inicial que tenía de la marca es muy diferente a lo que actualmente es. La marca ha evolucionado conmigo como persona, se ha adaptado a las circunstancias. Si tuviera que definirla de alguna forma diría que es un proyecto personal que me ayuda a encontrar quién soy y a hacer cosas que realmente despiertan algo en mí.
Has estado en ciudades como Londres, Madrid, Barcelona y París, ¿por qué decides volver a Mallorca?
Creo que todo tiene su tiempo, intento escucharme al máximo e intentar ser lo más intuitivo posible. Mi última parada fue Madrid con algunos picoteos en París, pero la idea de volver a mis raíces siempre ha estado allí. Sentía que la fuerza de la isla me llamaba a gritos y necesitaba vivirla de nuevo, con sus inviernos y sus veranos.
¿Cómo afecta la isla a tu proceso creativo? ¿Y qué te llevas de las otras partes del mundo en las que has estado?
Después de vivir en grandes ciudades volver a adaptarse al ritmo de una isla no ha sido cosa fácil. Aquí todo va más despacio, las cosas tardan más, pero pasado un tiempo te adaptas del mismo modo en que se adapta tu creatividad. Los estímulos son muy diferentes, incluso muchas veces se convierten en escasos, por eso me parece fundamental seguir en constante contacto con el resto del mundo e intento hacerlo siempre que puedo. Todas esas ciudades han puesto su granito de arena en lo que soy hoy y en lo que se ha convertido mi proyecto, que es mi pasión.
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Ahora en general, ¿qué es lo que más te inspira a la hora de crear tus prendas?
Me hace gracia ya que todo el mundo me dice que toda la marca tiene un aire muy mediterráneo, pero no es algo premeditado. ¡Supongo que está en mi ADN! Siempre digo que lo que me inspira es el día a día, las cosas que me cuentan o las cosas que veo. Me gusta diseñar a partir de errores, ver cómo una forma o un tejido funciona y cómo no, por lo que soy un chico de taller, es donde me gusta estar.
Uno de los puntos diferenciales de tu marca es que trabajas con telas muy especiales y únicas que le dan a cada una de las prendas una historia distinta, ¿cuáles son los retos de trabajar con este tipo de tejidos? ¿Cómo los consigues?
Este proyecto lo divido en tres partes: piezas únicas, antigüedades y la parte de producción. Para las dos primeras partes lo que más me gusta es conseguir tejidos, salen de mercados de todas las ciudades, anticuarios y de casas de particulares. Inevitablemente, poco a poco vas haciendo una red de contactos en ese mundillo de los mercados, y ya son ellos los que muchas veces se ponen en contacto conmigo para ofrecerme una cosa u otra. Para la parte de producción solemos trabajar con casas italianas y con India. Tenemos un proveedor en Calcuta que nos elabora los tejidos de la forma más artesanal posible, diseñamos juntos las texturas y los estampados, así como las combinaciones de colores. La calidad de estos tejidos es increíble.
He visto que has tratado todo tipo de telas desde servilletas a fundas de almohada antiguas. A día de hoy, ¿cuál dirías que ha sido el tejido más especial con el que has trabajado?
Cuando volví a Mallorca y empecé a sumergirme en el mundo de los mercados y las antigüedades rescaté de mi subconsciente un tejido que se ha convertido (con todas sus variantes) en una seña de la marca: el drap. Se trata de un lino de cáñamo rústico mallorquín que se utilizaba para todo tipo de prendas. En la isla hay muchísima humedad y este tejido natural la disminuye hasta un treinta por ciento.
Al final, el uso de ese tipo de telas limita el número de producción de las piezas de firma, ¿cómo afecta eso a la rentabilidad de la marca en la era del fast fashion?
Tengo que ser bastante exacto a la hora de determinar el precio de una de las prendas. Cada una de estas piezas únicas conlleva muchas horas de trabajo, no solo de confección, sino desde encontrar el tejido, cortarlo de manera individual y producir una sola unidad. De la forma más artesanal posible creamos pequeñas colecciones cápsulas con tejidos de la más alta calidad cada poco tiempo. Colecciones que suelen contar con veinte o veinticinco modelos diferentes, muchos de ellos son talla única y de los que solo producimos entre diez y quince unidades de cada uno. La clave está en que las tres partes de la marca, desde las piezas únicas a estas últimas, tengan un denominador común que es la calidad de todas las prendas.
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No todo el mundo se siente cómodo con llevar una chaqueta confeccionada de un tejido que antes de que pasara por tus manos era por ejemplo un saco. ¿Cómo crees que afecta eso a la hora de definir tu público?
Esto es algo que aprendí muy rápido, al mismo tiempo que decidí que la clienta que me interesaba era la que fuese a saber apreciar todo lo que hay detrás de esas prendas. La selección de cada uno de los tejidos es algo crucial para mí. Hoy en día selecciono estos tejidos de una forma muy meticulosa, reviso que estén en perfecto estado, los analizo y decido si son aptos para un determinado tipo de prenda o para otra, o si simplemente no me van a servir para lo que quiero conseguir.
Creo que para un proyecto como el mío encontrar un nicho de personas que aprecien y valoren lo que haces es fundamental, al igual que el boca a boca. Es maravilloso ver cómo el grupo de personas que te apoyan se va haciendo cada vez más grande, y son ellas mismas las que hablan con ilusión de la pieza que han adquirido y de todo lo que les despierta.
El reciclaje y la sostenibilidad son una parte muy importante del ADN de tu marca. ¿Eran los objetivos principales a la hora de crearla?
En absoluto, siempre bromeo diciendo que debo ser la persona más sostenible del mundo porque jamás me he planteado otra forma de hacer las cosas. En el taller tenemos una política zero waste, no tiramos nada. Con el tiempo puedo decir que las mejores cosas, detalles y toques más especiales nos los han dado esos trozos de tejido que teníamos guardados para vete a saber qué.
Trabajamos con tejidos de la más alta calidad, algunos provienen de anticuarios y son auténticos tesoros, por lo que no se nos ocurriría jamás tirar ni un solo centímetro de ellos. Muchas veces, trocito aquí y trocito allá, puedes llegar a crear una joya de prenda que nuestras clientas son las primeras en apreciar. Incluso unimos trozos de tejido con los que en teoría no podemos hacer nada para anudar los paquetes, hacer las etiquetas de papel o las lazadas para las bolsas de la tienda
La sociedad parece estar más concienciada a la hora de comprar, se apuesta cada vez más por las empresas pequeñas que llevan como lema la sostenibilidad. Pero parece que la sociedad no acaba de entender muy bien el porqué de los precios de estos productos. ¿Como artesano, como se lo explicarías a la gente?
Creo que es fundamental explicar bien el porqué de los precios, explicar el proceso y hacer entender a la gente que la formulación no es la misma para todas las marcas de ropa. Para un proyecto como el mío la cantidad de horas que se trabaja en determinadas prendas es una locura, al igual que el precio de algunos de los tejidos con los que trabajamos.
A la hora de hacer una producción más grande, los mínimos de tejido que podemos permitirnos los pequeños diseñadores no suelen a llegar al mínimo exigido por los proveedores, por lo que pueden llegar a recargarte un cincuenta por ciento más del precio del tejido, cosa que muchas veces acaba repercutiendo en el precio final de la prenda. No es lo mismo hacer diez o veinte vestidos que hacer cinco mil unidades, en todos los aspectos.
¿Consideras que en algunos casos se está usando ese discurso que lleva como bandera la compra responsable y lo sostenible para fines puramente de marketing?
¡Por supuesto! Muchas veces la hipocresía con este asunto es tremenda. Es imposible que grandes compañías sean tan sostenibles como afirman ser, es de cajón. Me encantaría poder mirar por un agujerito y ver cómo son esas reuniones en las que se plantean estos temas, seguro que nos quedaríamos mudos. De todos modos, no creo que la sostenibilidad sea algo de lo que uno tenga que alardear o usar como bandera. Una cosa que hay que hacer entender a la gente es que la sostenibilidad no es algo que se use como una moda o una nueva forma de hacer las cosas, sino que es una obligación.
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Volviendo a ti, tus padres eran artistas, ¿cómo crees que te ha influido eso a la hora de diseñar?
Tanto mi madre como mi padre son artistas y, quieras o, no creces con unas prioridades algo diferentes a las de los demás. Por eso entrenarnos el ojo al máximo, la observación e intentar empaparnos de todo aquello bonito o interesante que nos rodeaba era primordial. No trabajo pensando en lo que he podido aprender de ellos, pero muchas veces me doy cuenta y es algo por lo que les estaré siempre agradecido. Muchas cosas se me hacen más fáciles por el camino que ellos me marcaron.
¿En qué o con quién piensas a la hora de crear las prendas?
No tengo una musa o un tema en concreto que me lleve a crear prendas. Creo a partir del trabajo de cada día, a partir de las horas en el taller y de los errores que voy cometiendo. Me gustan los errores, analizarlos y ver qué funciona y qué no. Me parece fundamental.
¿Podríamos decir que en cada una de las prendas de la marca hay un poquito de ti?
Absolutamente, y espero que así sea siempre. Muchas veces me da miedo crecer en demasía y que pierda la esencia, por eso marcar los tiempos en los que yo me siento cómodo y libre es algo fundamental.
Y para acabar, ¿qué vamos a poder ver en tu próxima colección?
Estoy intentando planificar las próximas colecciones en función de temas algo abstractos. Me gusta ponerles títulos complejos pero que a medida que va evolucionando la colección todo el equipo acabamos entendiendo. ¡La próxima es Índigo, patatas y Mont Blanc!
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