Isern nos cuenta cuándo decidió dedicarse al interiorismo: “Me di cuenta de lo que quería hacer la primera vez que entré en el MET de Nueva York, justo cuando estaba haciendo el último curso de bachillerato en Estados Unidos. La sala del templo egipcio de Dendur me impresionó muchísimo; la relación de esa arquitectura histórica real en el contexto de ese edifico moderno me hizo entender la importancia del espacio y cómo su percepción te podía llegar a emocionar. En ese momento decidí que quería hacer interiorismo. No se si nací para esto pero sé que lo disfruto mucho”.