In3stable es el nombre artístico de Inés Maestre. Inestable no es más que lo que cambia, lo que no permanece demasiado tiempo en un mismo lugar. Aunque ella no lo diga, es esa inquietud por hacer y por mutar lo que la define. Con una amplia lista de fijaciones y filias que vuelca en sus ilustraciones, Inés convierte en enigmático todo lo que pasa por sus manos. Sus personajes, lánguidos y jóvenes –muy jóvenes–, esconden algo que Inés nos deja interpretar, porque cuando los observamos ella ya se ha ido. Nunca permanece demasiado tiempo en un mismo lugar.
Estudié Patronaje, y después Diseño de Moda y Dirección Creativa. Acabé un poco de rebote en el mundo del diseño, pero acerté. En cuanto a la ilustración, he dibujado desde siempre.
Creo que, indirectamente, los personajes de mis ilustraciones sí que pueden tener una personalidad bastante inestable.
Me inspira todo lo que hay a mi alrededor: paisajes, personas, olores… El problema aparece cuando yo no estoy receptiva.
Has dado en el clavo con el director de cásting (risas). Me encanta el trabajo fotográfico de Hedi. No sé muy bien qué tienen esas figuras, pero me atraen las personas que esconden algo, me gusta imaginarme sus tortuosas vidas y que el espectador saque sus propias conclusiones.
Realmente no sé si tiene algo que ver con mi adolescencia. Creo que más bien es una especie de obsesión que tengo con la combinación de juventud y rostros.
Creo que Freud era un genio y tenía mucha razón en lo que hacía y decía. Cuando empiezo a crear una ilustración suelo partir de rostros que encuentro por ahí, y después realizo mi interpretación de ellos. Es muy importante que ese retrato tenga su alma, sino todo esto sería muy aburrido.
Siempre me ha gustado trastear con lo digital, los resultados son buenos y es cómodo trabajar así. Creo que es una herramienta más que está ahí y que no debemos desperdiciar. Tendemos a comparar constantemente el arte digital y el tradicional, pero son conceptos muy diferentes. Ahora estoy trabajando en un proyecto menos digital, para forzarme a salir de esa comodidad, sin dejar lo digital de lado, por supuesto.
Todavía estoy muy verde en el mundo del collage, pero siempre que puedo le dedico un rato. Más que nunca, estamos en la era de la imagen, vivimos un momento en el que todas estas disciplinas ‘artísticas' son más virales y todo el mundo puede acceder y participar en ellas. Esto también tiene sus peligros.
Siempre es un reto para mí dibujar personajes que no encajan estéticamente con mis gustos o con mi estilo. Y aunque a veces estaba que me tiraba de los pelos, los retos están muy bien.
¡Puf! De eso si que no tengo ni idea. Es pensar en lo que voy a hacer este fin de semana y me agobio. Pero espero que mi trabajo y yo evolucionemos juntos y felices dentro de nuestra inestabilidad, o no.