Me gustaría empezar diciendo que, en esencia, este trabajo debería ser una vía para transmitir ideales y provocar un conjunto de sensaciones que solo deben restringirse/determinarse por el material, el color y la forma de una prenda en particular. Estas tres restricciones establecen que la prenda sea categorizada como un buen producto para vender y permitir que el negocio sea rentable. Sin ser consciente de estos dos aspectos, la prenda no se correspondería con la actualidad y con las necesidades que tiene el consumidor. Para mí siempre debe haber un equilibrio que se encuentre entre las necesidades creativas de uno y las necesidades de la sociedad. Pero hoy en día, cuando se trabaja para una gran marca de prestigio, aunque no siempre sea así, un diseñador normalmente tiene que encontrar el compromiso adecuado desde su propio punto de vista con la visión del director creativo. Y creo que es una parte muy interesante a la hora de diseñar, intentar entender lo que el director creativo desea establecer, entender sus ideales y sus sentimientos. Ser casi de alguna forma una extensión de su mente cuando se hace un sketch o un drapeado. Aunque como he dicho antes, siempre hay que tener en mente una visión clara del mercado, porque sin vender los productos no podríamos continuar creando.