“Lo transportaron como un jefe de un estado extranjero”, relata la periodista Marisa Flórez en Guernica: El último exiliado, un cortometraje dirigido por Guillermo Logar que se presentará en la séptima edición del Dart, Festival de Cine Documental sobre Arte de Barcelona. Su relato de este suceso, junto con las fotografías que tomó in situ, reflejan la expectante llegada de lo que hoy en día reconocemos como un símbolo de la lucha contra el fascismo.
Eres guionista, dramaturgo y director, o sea que lo tuyo es contar historias. ¿Cómo ha sido el desarrollo de una carrera y formación tan completas?
En gran parte ha sido fruto de la casualidad. He sido un cinéfilo desde que me llevaron a ver Babar: la película en un cine de Madrid cuando tenía apenas tres o cuatro años. Me llevaban al cine cada fin de semana y en casa veía todo lo que se emitía por televisión, y poco a poco iba construyendo una cultura cinematográfica que se completaba con los VHS que me iban regalando. Soy de una generación para la que el cine ha sido siempre lo máximo. Empecé a estudiar para ser actor con quince años en talleres de fin de semana en la escuela de Cristina Rota. De ahí a la RESAD.
Con la mayoría de edad estudié en Londres y pasé seis años en Nueva York en los que cambié la actuación por la dirección de teatro y la escritura cinematográfica. La evolución entre los distintos campos ha sido, como te digo, fruto de la casualidad y de un paso natural entre disciplinas según me han ido interesando distintos temas. No tengo formación académica como guionista, en ese sentido soy autodidacta, y creo que me ha beneficiado a la hora de abordar los distintos proyectos a los que me he dedicado.
Con la mayoría de edad estudié en Londres y pasé seis años en Nueva York en los que cambié la actuación por la dirección de teatro y la escritura cinematográfica. La evolución entre los distintos campos ha sido, como te digo, fruto de la casualidad y de un paso natural entre disciplinas según me han ido interesando distintos temas. No tengo formación académica como guionista, en ese sentido soy autodidacta, y creo que me ha beneficiado a la hora de abordar los distintos proyectos a los que me he dedicado.
Como director, te has especializado en “adaptaciones audiovisuales de obras periodísticas y literarias”, ¿por qué?
Igual que siempre me ha fascinado el cine también he tenido una educación muy pegada a la actualidad debido a que mis padres han sido periodistas de El País desde su fundación en 1976. Visitaba mucho a mi madre en la redacción del periódico y he tenido siempre cerca a periodistas y escritores. El periódico forma parte de mi vida, y eso me influye a la hora de querer contar un determinado tipo de historias y hacerlo de una manera específica.
Muchas de las ideas que quiero desarrollar provienen de las noticias que leo a diario. Son una fuente inagotable de ideas. Creo que cualquier guionista debería tener la lectura diaria de la prensa como tarea obligada. Por muchas razones.
Muchas de las ideas que quiero desarrollar provienen de las noticias que leo a diario. Son una fuente inagotable de ideas. Creo que cualquier guionista debería tener la lectura diaria de la prensa como tarea obligada. Por muchas razones.
Ahora enfoquémonos en tu último trabajo, Guernica: El último exiliado. ¿Por qué sentiste la necesidad de documentar este suceso?
Todo surge a partir de un concurso organizado por los Archivos Estatales de España con el apoyo del programa Europa Creativa de la Unión Europea. Buscaban proyectos cinematográficos que se pudieran construir a partir de una pieza de sus archivos. En este caso me llamó la atención una fotografía del Guernica extendido sobre el suelo del MoMA en el día de su traslado a España. A partir de esa imagen trabajé en una propuesta basada en la reconstrucción de ese viaje. El esqueleto narrativo lo encontré en el fantástico libro de Genoveva Tusell, El Guernica recobrado. Picasso, el franquismo y la llegada de la obra a España.
¿Qué ha significado personalmente para ti investigar y testimoniar esta historia?
Tanto para mí como para muchos españoles el Guernica de Picasso tiene un significado especial, por lo que poder dedicar un tiempo remunerado a la investigación sobre el cuadro, su historia y su contexto ha sido un regalo. El desarrollo de cualquier proyecto cinematográfico es siempre arduo y complejo, pero la producción de Guernica: El último exiliado ha sido excepcionalmente enriquecedora.
¿Cómo ha sido el proceso de montaje y de escoger a los protagonistas que relatan cada punto de vista diferente?
La selección de personas a las que entrevistar es un momento fundamental dentro del proyecto, y para este documental he podido contar con una lista de expertos en la materia que elevan el documental: Genoveva Tusell (historiadora del arte), Ángeles García (periodista de El País desde 1976), Marisa Flórez (fotorreportera de El País 1976-2012), Severiano Hernández (Exsubdirector General de los Archivos Estatales), Álvaro Martínez Novillo (crítico de arte y subdirector General de Artes Plásticas en 1981), Manuel Borja-Villel (Director del Museo Reina Sofía 2008-2023) y Jorge García Gómez-Tejedor (Jefe de restauración Museo Reina Sofía). Lo más difícil ha sido dejar la edición final en veinte minutos. Hemos tenido que dejar fuera del montaje testimonios y anécdotas de gran valía y mucho interés.
Genoveva Tussel relata que se crió oyendo hablar del Guernica, para ti, ¿cuándo fue la primera vez que oíste de esta obra y su importancia?
No tengo un primer recuerdo nítido, pero el Guernica siempre ha estado ahí. No solo en la sala del Reina Sofía sino en la calle, en las manifestaciones contra la guerra de Irak de 2004, en múltiples libros y publicaciones que habré leído a lo largo de mi vida. Es una imagen que está metida hasta el fondo de mi mente a todos los niveles.
En tu opinión, ¿qué crees que supuso el traslado de la obra a España para los ciudadanos de ese momento?
Fue un momento profundamente emocionante. La culminación de un proceso político transformador y colectivo. Muchas veces las generaciones que hemos nacido en democracia subestimamos los aspectos tremendamente positivos y radicalmente progresistas que se lograron durante los años de la Transición. La llegada del Guernica fue uno de esos logros.
¿Cómo crees que se puede extrapolar el significado de este cuadro al conflicto entre Israel y Gaza?
Creo que es una obra que puede ofrecer un espejo a casi cualquier guerra o conflicto. Se ha utilizado como imagen en las protestas contra la guerra de Vietnam, Irak, ahora en Gaza y hasta el propio Volodímir Zelenski mencionó la obra durante su intervención en el Congreso. Es una obra muy específica pero a la vez universal. Es un símbolo internacional y pertenece a toda la humanidad.
¿Consideras que los ideales que representa el Guernica tienen relevancia en la sociedad española actual?
Sin duda. En España, como en gran parte del planeta, triunfan movimientos populistas de extrema derecha que niegan la historia y pretenden borrar de los libros y de las escuelas toda crítica a los fascismos del siglo XX y su violencia salvaje. Es de vital importancia mantener el significado del Guernica y su historia muy presente en la memoria de las nuevas generaciones. Los ideales de la obra de Picasso son los de la democracia, el internacionalismo y la solidaridad frente a la barbarie y la intolerancia
¿Cómo ves la responsabilidad social del arte en el contexto de situaciones sociales y políticas?
El arte es fundamental para entender el mundo. Los artistas son los guías que van dotando el presente de sentido y establecen las coordenadas por las que el resto de la humanidad acaba transitando. El cine, la pintura, el teatro o la música tienen una responsabilidad con la sociedad y deben tratar las problemáticas de su tiempo. No me interesa un arte desprovisto de una intencionalidad política igual que no me fío de las personas que dicen no querer saber nada de la política.
Según Manuel Borja-Villel, la obra “era demasiado política y poco artística”, ¿consideras que el contenido político de una obra resta valor al aspecto artístico?
Manuel Borja-Villel explica que algunos críticos hicieron esa valoración en su momento como crítica a Picasso, no es su valoración personal como admirador de la obra. Pero siguiendo con este tema sobre arte y política, creo que es todo lo contrario. El contenido político de una obra suma al aspecto artístico. No tiene por qué ser una obra de propaganda evidente para ser arte político. Pero todas las obras interesantes tienen algo, un alma, ideas, una visión del artista que plasma su concepción del mundo y de la sociedad. Y el mundo y la sociedad están construidos a base de política.
¿Consideras que es necesario reincidir acerca de la significación política del Guernica en relación a los movimientos totalitaristas que se viven a día de hoy en Europa?
Sin duda. Como te comentaba en alguna pregunta anterior, creo que se debe reivindicar de forma permanente frente a los ataques totalitarios que provienen de las mismas capas sociales que acompañaron al dictador durante sus casi cuarenta años en el poder.
¿Cuál es tu opinión acerca de devolver o trasladar obras de arte a su lugar de origen?
En el caso del Guernica de Picasso, nunca había estado en España, ya que se pintó en el 37 y no ingresó en nuestro país hasta 1981. Es una obra que ha encontrado su sitio en el Reina Sofía, una institución que ofrece la posibilidad de contemplar y experimentar la obra en las mejores condiciones. El Reina sigue haciendo una labor de pedagogía en torno al Guernica importantísima y es el corazón de su colección. No tendría sentido moverla a ningún otro lado.
¿Cómo ves el papel del cine documental en la preservación y difusión de la cultura?
Importantísimo. Especialmente el cine documental participa de la conservación y difusión de obras cinematográficas que utilizan el archivo como elemento central de su narración y contribuyen de manera esencial a la propia preservación de piezas que muchas veces permanecen enterradas en edificios gubernamentales o cajas de cartón en sótanos familiares viviendo una existencia de absoluta oscuridad. El cine documental rescata esas piezas, las pone en un contexto al servicio de una historia y las ofrece a un público que de otra manera no accedería nunca a ellas.
¿Cuál es el mensaje principal que esperas que los espectadores saquen de su documental?
Si tienen que quedarse con una idea, que sea el reconocimiento a toda la generación que contribuyó a que el Guernica esté hoy donde está y tenga la importancia que tiene.
¿Hay algún otro proyecto relacionado con el arte y la historia que te gustaría abordar en el futuro?
Siempre me han llamado mucho la atención los conocidos como realistas madrileños (Antonio López, María Moreno, Amalia Avia…) y la época en la que se desarrollaron como artistas hacia finales de los 50, en una España que salía de una larga posguerra. Algún día me gustaría explorar ese tema en un documental.