Desde siempre; es toda mi vida, es lo que me salva. Llevo haciendo autorretratos desde mucho antes que me regalaran mi primera cámara por mi comunión. Ya de pequeña me sacaba fotos con una polaroid que tenía mi padre. Siempre me ha costado encajar con lo que me rodea, por lo que vestirme y maquillarme de manera transgresora a menudo me producía una sensación de adrenalina enorme. Al estar mis padres separados, ir a casa de él suponía libertad absoluta: me vestía con su ropa, hacía collages con revistas que encontraba y pintaba encima con pintauñas, y veía millones de películas que luego inconscientemente influenciaron mis fotografías.
Fui a un colegio bastante hippie, en cuarto de la ESO ya podías elegir la especialidad que más te interesaba, y yo elegí arte y moda. Allí me pasaba los días diseñando moda, haciendo collages y autorretratándome proyectando fotografías de Helmut Newton encima de una compañera –algo que generó bastante escándalo. Hasta que no salí de casa de mis padres el escándalo siempre ha ido de mi mano.
Todo ese tiempo de mi adolescencia anduve buscando mi lugar como artista hasta que llegué a Londres y conocí a la maravillosa artista, madre, cantante y activista Melody Holliday, que fue mi tutora durante mi primer año. Ella me hizo ver que lo que llevaba haciendo hasta entonces era arte. Tenía mensajes muy fuertes de género y de una búsqueda vital de identidad. Me dijo que tenía que hacer más, ser yo misma y descubrir qué era lo que yo hacía y por qué. El porqué no lo empecé a descubrir hasta hace un par de años. Pero sí supe que la fotografía iba a ser uno de mis lenguajes, y así mismo el autorretrato, el video y el collage.
Además, una de las características principales del arte es la de generar un espacio para abordar, profundizar e investigar temas conflictivos, difíciles de comunicar eficazmente en otros ámbitos como el laboral, el familiar o los medios informativos. Tiene el poder de dar luz a temas que son tabú y a los que difícilmente se puede llegar de otra manera. De aquí mi interés, admiración y devoción por este trabajo y por la gente que con su arte intenta denunciar, visibilizar, enseñar, sanar, conocer, hacer soñar, explorar y (re)educar.