Hace mucho tiempo que quería hacer este disco, pero algo dentro de mí despertó a raíz de un viaje que hice a Puerto Rico para visitar a mi viejo hace 3 o 4 años. Al reencontrarme con la familia, los amigos, el calor, la música, reconecté con una parte muy importante de mí que llevaba un tiempo dormida. Este disco es una reacción, bastante tardía, de todo lo que sentí en ese viaje. El hecho de cantar canciones que ya existen me permite centrarme solo en su interpretación, y me da la oportunidad de regresar a Puerto Rico, regresar a mi juventud. Así que más que un homenaje a la música del Caribe o Latino América es un homenaje a mi niñez, y creo que mucha gente de Puerto Rico me va a entender con esto que digo, porque estas canciones, aunque no te gusten, están en nuestro imaginario. Durante el año, como hace calor, las ventanas siempre están abiertas, y las canciones entran desde la calle, desde los carros. Es una isla donde constantemente hay ruido: los motores, el reggaetón, los coquis, los disparos, la salsa vieja, la salsa gorda; estas cosas que todos reconocemos fue lo que me hizo empezar este proyecto y poder así regresar, a través de la música, al mundo de mi niñez.