Una firma que apuesta ciegamente por el slow fashion en una sociedad que avanza a un ritmo frenético. Así es Gabriel for Sach,  el proyecto de Gabriela Comella. Empezó como submarca dentro de la de su madre, también involucrada en la moda, pero ha decidido ir por libre porque, según nos cuenta, "necesitaba más tiempo para poder dedicarme a mi colección". Ahora, con un ritmo algo menos frenético, es capaz de centrarse en diseñar y producir bolsos en talleres de Barcelona –donde vive– que sean prácticos y bonitos, hechos con los mejores materiales y, sobre todo, con mucho mimo y atención al detalle.
¿Qué es y cómo definirías Gabriel for Sach?
Gabriel for Sach es una firma de accesorios, principalmente bolsos, que se caracteriza por su estética funcional, de patrones definidos y diseños eclécticos, donde la selección de sus materiales y fabricación local es primordial.
¿De dónde viene el nombre?
El nombre proviene del mío, Gabriela, aunque quería añadirle un punto de masculinidad. For Sach es un guiño hacia la firma de mi madre, Gema Sach, ya que empecé diseñando para ella y en un inicio era una submarca dentro de la suya. El año pasado dejé su firma y empecé en solitario ya que necesitaba más tiempo para poder dedicarme a mi colección. Aún así mantuve el nombre original, ya que me gusta la historia que hay detrás.
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¿Cómo comienza tu interés por el diseño?
No sabría decirte en qué momento comienza; mi familia siempre se ha dedicado al mundo de la moda y del diseño, así que es algo implícito que siempre me ha gustado. Podría haberlo aplicado a otro campo pero al tener el sector de la moda tan cerca, empecé por ahí.
¿Cómo y en qué momento decides crear tu propia marca?
Como te comentaba, en el 2012 empecé a trabajar en la firma de mi madre, una línea ready-to-wear de mujer. Ese fue el mejor aprendizaje, ya que pude conocer todos los aspectos relacionados con el mundo de la moda y la creación de una marca. Formaba parte del proceso de diseño pero también estaba cerca de las clientas en la venta al público.
La marca no tenía accesorios y empecé a diseñar aquellos bolsos que buscaba y no encontraba en el mercado. Era como una carta a los reyes, teniendo en cuenta que no solo diseño para mí y que hay que seguir una cierta tendencia que siempre se avanza, pero es una forma de mantenerte en tu línea. Por ejemplo, mi primer modelo fue una riñonera, hace cinco años. Buscaba una riñonera versátil, de piel, cómoda pero que a la vez huyese del estereotipo de la riñonera hippie. Bolsos duales que puedas llevar tanto de día como en una fiesta.
¿Qué es aquello con lo que más disfrutas durante el proceso creativo?
¡Qué difícil! El inicio de cada temporada es lo que más nervios y disfrute me genera, es decir, conceptualizar la colección, diseñar los nuevos modelos y ver los primeros prototipos es uno de mis momentos favoritos, ya que veo como se materializa la idea que tengo sobre el papel. Muchas veces entro en taller y me miran con cara de ‘a ver que trae Gabriela esta vez’, ya que muchas veces pongo materiales a prueba o patrones algo complicados, y puede que de cada tres, solo uno funcione –pero el que funciona suele ser un éxito.
Por lo tanto, no podría decirte un momento concreto del proceso. Disfruto mucho también en la selección de pieles y tejidos. Puedo pasarme días buscando la piel o la fornitura adecuada para el bolso; si no la encuentro, puede que no tire adelante ese modelo. Podría decirte que disfruto de todo el proceso hasta que llega el punto de la comercialización o comunicación. Eso prefiero dejarlo en mano de otros profesionales. Así que siempre me encuentro en el taller, aprendiendo, probando, controlando, etc. No podría imaginarme como se produce a distancia y como se puede mantener el mismo control de calidad y presencia en el diseño.
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Los complementos y accesorios son piezas fundamentales de cualquier estilismo y además tienen la capacidad de cambiar por completo cualquier look. ¿Qué importancia tiene para ti un buen accesorio?
Para mí el accesorio se encuentra a medio camino entre una prenda y una pieza/objeto; eso es lo que me gusta, ya que creo que tiene una importancia tanto funcional como estética. Un bolso debe ser práctico pero por otro lado es una accesorio y, tal y como indica el nombre, te permite mostrar un poco más de ti, arriesgar más. Puede ser un poco más caprichoso y eso me gusta. Siempre se ha dicho que los bolsos y zapatos denotan el carácter de la persona y sí, te permiten acabar de definir tu estilo.
Los diseños tienen un estilo muy dual, versátil y atemporal. Se trata de piezas estéticas y a la vez prácticas que no caducan al terminar la temporada. ¿El proceso creativo de piezas ajenas a la estacionalidad y a las tendencias siguen el mismo patrón que una pieza de temporada?
Yo creo que el proceso es el mismo porque aun siendo diseños atemporales requieren el mismo proceso creativo (o aún más) para poder llegar al objetivo; en mi caso, hacer bolsos versátiles, útiles, llevables. En el caso de seguir una tendencia, tienes un patrón más establecido que gira en torno a esa moda de esa temporada y en mi opinión, le resta algo de creatividad y personalidad. Obviamente hay que seguir una cierta tendencia porque es lo que el mercado pide, pero creo que es necesario mantener una línea al margen de las modas, y eso es lo más complicado.
Como te comentaba antes, mi proceso creativo surge casi siempre por necesidad, por diseñar ese bolso que no acabo de encontrar, que no reúne la estética y la funcionalidad que busco. He ido creando mi propia línea siguiendo ese hilo.
¿Qué es para a Gabriel for Sach el slow fashion y cómo se refleja en sus productos?
El slow fashion es una forma de ver la moda que surge en contraposición al ritmo frenético que estamos viviendo ahora: la moda efímera, de usar y tirar, de inmediatez, que promueve el consumismo y, en algunos casos, condiciones laborales precarias. Esto va unido a la moda de tendencias que comentábamos, que aparece y se va; hay que producir y vender en ese momento porque mañana ya habrá caducado.
El slow fashion intenta recuperar el consumo ‘responsable’; sonará muy típico, pero intentamos hacer productos que justifiquen su precio, que duren, que tengan una estética definida pero práctica. Eso también se refleja a la hora de producir. Fabricamos en Barcelona, y las unidades son limitadas. Eso también lo revaloriza y crea conciencia a la hora de comprarlo.
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Para tus diseños usas pieles que provienen de España, Italia y Francia. ¿Qué valor crees que le añade a Gabriel for Sach?
Me gusta trabajar con proveedores locales y aquí tenemos la suerte de tener curtidurías con pieles de gran calidad, ¡así que para que irse más lejos! Obviamente los precios no son los mismos que las pieles que se están importando de China, que son mucho más económicas, pero prefiero trabajar con buenas primeras materias. En el momento que deslocalizas los materiales o la producción, me da la sensación de que pierdes el control del producto. Por lo tanto, creo que le añade un valor y una garantía y, además, si surge algún problema con la piel (que puede pasar), sé quien puede responder.
También estoy trabajando con pieles con tinte vegetal, ya que en Italia están retomando esta técnica que a mí me gusta mucho y además sigue la línea del consumo responsable y el slow fashion. Son pieles más naturales, más vivas, no tan revestidas de acrílicos, y se nota más el paso del tiempo, el concepto de pátina.
Uno de los grandes distintivos de Gabriel for Sach es el diseño y la producción en talleres artesanales de Barcelona. ¿Qué te aporta la ciudad a la hora de diseñar?
Para mí es primordial, ya que te permite estar en contacto con todo el equipo, controlar la producción, modificar, probar, etc. No puedo imaginar como sería producir a distancia cuando yo me paso el día en el taller, probando nuevos acabados, rectificando errores y aprendiendo de ellos. No es lo mismo el bolso que imaginas en tu cabeza que el que luego intentas confeccionar, ya que las pieles no son tan maleables como los tejidos. Por lo tanto, para mí es lo más fundamental; obviamente, el coste es mayor, pero a mí me compensa.
Además de la tienda online, podemos encontrar puntos de venta en España y próximamente en Europa y Corea. ¿Seguís alguna política de expansión? ¿Qué mercados demandan más vuestro producto?
Sí, este año hemos empezado a vender en seis puntos de venta en España, con la ayuda del showroom The Iconist, y ahora queremos dirigirnos al mercado internacional. La venta online es una gran herramienta para detectar cual es tu público, así que hemos observado que el cincuenta porciento son ventas nacionales, y el otro cincuenta son internacionales –de Estados Unidos, Francia, Dinamarca, Alemania, y Reino Unido principalmente. Así que para este año 2019-2020 queremos encontrar puntos de venta en estos países.
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¿Tienes algún modelo favorito de entre tus diseños, uno por el que sientas especial predilección?
¡Me lo pones difícil! Hay algún modelo que es muy especial para mí, como la riñonera Gabriel, porque fue mi primer diseño, o la riñonera Román, que fue el segundo y el más vendido hasta la fecha. Aún así, cada temporada me ‘encariño’ con un modelo nuevo y lo convierto en uno de mis essentials. He dividido la colección en dos líneas, los Esenciales, que siempre están disponibles (con variaciones de colores), y los específicos para cada nueva temporada. En estos primeros es donde voy acumulando mis modelos preferidos o más característicos.
Me gusta asociar los diseños a personas o lugares y ponerles su nombre, así que todos los diseños tienen un distintivo, algo especial para mí. El modelo Lamu y Japo están entre mis preferidos esta temporada.
¿Cuáles son tus referentes o tu mayor inspiración para crear? ¿Hay algún diseñador con el que te gustaría colaborar?
No tengo una única referencia y no suele encontrarse en la moda. Suelo inspirarme en cualquier estética que me atraiga, es decir, me encantan los materiales, por lo tanto, me fijo en las moquetas de las casas, en los colores que se combinan en un cuadro o en la encuadernación de un libro. Soy una amante de las fornituras también, creo que un buen botón marca la diferencia. Aún así, en medio de todo este caos, siempre aparece alguna referencia de los años 70 y alguna pieza de Jil Sander, Lemaire o Margiela, con los que me encantaría colaborar. Por último, mi madre también es y ha sido un gran referente, ya que lo he aprendido todo de ella y de su firma.
¿Cuáles son los próximos objetivos de Gabriel for Sach? ¿Algo que nos puedas adelantar de la nueva colección?
Mi objetivo principal ahora es internacionalizar la marca y sumarme al ritmo de las ferias, algo frenético, pero sin perder la identidad del slow fashion. También me gustaría destinar más tiempo a hacer colaboraciones y desarrollar historias detrás de los bolsos. Y para la nueva colección de invierno que viene, podría avanzar que quiero darle más peso a los accesorios y estoy preparando una sesión de fotos con una fotógrafa muy especial. Las bolsas o mochilas masculinas siguen siendo mi gran reto y espero poder sacar una pronto, ¡siempre lo tengo en mente y no acabo de lanzarme!
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