Nos conocimos cuando trabajábamos en Le Cool Barcelona. Allí había un patio estupendo donde solíamos comer todos los días y, entre tupper y tupper, empezamos a darle vueltas a la idea de montar lo que originalmente iba a ser un fanzine de comida. Desde la idea original de las fotocopias y las grapas hasta la revista que es hoy en día, han pasado casi dos años. Por el camino fuimos dando forma a una idea más compleja y elaborada y buscamos un estudio de diseño que realmente pudiera plasmar todo eso en papel. córdova – canillas, los diseñadores de FUET, han sido fundamentales en todo este proceso, tanto en el diseño como en la dirección de arte. FUET no sería lo que es ahora sin ellos.
FUET es un nombre corto y fácil de recordar y pronunciar, incluso en otros idiomas. Para nosotros es algo muy casero, el embutido de los bocatas de toda la vida y, sin embargo, fuera puede que suene incluso un tanto exótico. Además, es un guiño y un pequeño homenaje a Cataluña, ya que la revista nació y creció en Barcelona.
Va a encontrar mucho que leer, pero sin aburrirse. Entrevistas, ensayos, artículos largos y otros más breves, recetas... y todo ello acompañado de fotografías e ilustraciones. Cada número se centrará en un tema diferente y un tanto insólito, un tema que sea capaz de plantear lecturas inesperadas de la comida en la cultura.
Nuestra idea es profundizar en la comida como un elemento más de la cultura. Todos los textos de este primer número giran en torno al tema de los rituales, pero abordándolo desde diferentes puntos de vista. En FUET #1 podréis encontrar un texto que habla sobre los alimentos que se utilizan en los conjuros de brujería, una entrevista con el artista Antoni Miralda, un texto sobre el Día de Muertos y la preparación de los altares a los difuntos, otro sobre ButiClub (un club creado específicamente para rendir culto a la butifarra), un menú ritual ideado por los chicos del blog No más tuppers de mamá... y alguna sorpresa más, ¡no os podemos desvelar todo!
Nos fascina todo lo que tenga que ver con reunirse alrededor de una mesa con la comida como única excusa y la dedicación casi religiosa que se puede llegar a destinar a preparar una receta. Aunque también es cierto que nos encanta toda la vertiente kitsch del asunto: las relaciones con la religión, la brujería y las ceremonias de todo tipo.
Si podemos elegir, nos quedamos con lo orgánico por sabor, cercanía y sostenibilidad. Pero también pensamos que no hay que volverse loco con estas cosas. Es cierto que consumimos demasiados aditivos, conservantes y colorantes, la mayoría de ellos poco o nada sanos, pero una cosa es no pasarse y tener un poco de ojo con ellos y otra convertirse en un talibán de lo eco y lo orgánico. Intentamos comer de la forma más saludable posible, pero tampoco nos obsesionamos con ello (bueno, María un poco más, porque es vegetariana).
La revista es un objeto que tiene valor en sí mismo porque está hecha con mucho mimo, con un diseño súper cuidado y sí, es más bien algo que se puede coleccionar y que está pensada para leer tranquilamente y con tiempo. La web, que también cuenta con un diseño muy especial, tiene un contenido mucho más fresco, más del día a día; recomendaciones que nos gustan, entrevistas a artistas y personas vinculadas al mundo de la gastronomía que están de actualidad, relatos... Es un contenido independiente y totalmente diferente al de la revista, aunque obviamente vinculado a la comida.
Está claro que tiene una parte de romanticismo pero, en nuestro caso, también creemos que cubre un hueco que en nuestro país no había cubierto otra revista hasta la fecha. Somos muy fans de revistas de comida que se publican fuera, como Lucky Peach, Gather o Put A Egg On It, pero en España no existía algo así... ¡con el amor por la comida que hay aquí! No lo llamaríamos necesidad, pero sí creemos que había ganas de que apareciera una revista así.
Diego y Martí, los diseñadores de córdova – canillas, entendieron a la perfección la idea del proyecto desde el principio y aportaron muchísimas cosas, entre ellas ese rollo retro que tiene la revista. Pero casi mejor que lo expliquen ellos.
Diego y Martí: Cuando recibimos el proyecto teníamos el camino libre para todo, sólo teníamos que respetar el nombre FUET. Era bastante desafiante en el sentido de que, a nivel de identidad, el nombre habla por sí solo pero, a nuestro criterio, era muy local y nosotros veíamos la revista a un nivel muy internacional. Entonces, la estrategia fue simple; ya que el nombre era reconocible, debíamos dotarlo de una identidad distinta a la que tiene por naturaleza. Buscamos referencias en la tipografía medieval vasca, alemana y holandesa para poder dibujar la cabecera y generar una sensación parecida al ZEIT MAGAZIN, que tiene una sonoridad muy similar, eso lo mezclamos con la tradición de la cocina. Buscamos algo así como el aliño dentro de la frialdad medieval y bueno, ya habéis visto cómo ha quedado.
Diego y Martí: Lo más importante fue entender lo que no queríamos en el diseño de FUET: no queríamos algo tendencioso, nos gustaba la idea de trabajar de forma bastante racional y luego "mancharlo" con detalles y, al mismo tiempo, pensar en un diseño que soporte variaciones en el tiempo sin perder identidad. A nivel de referencias, optamos por conocer mucho de publicaciones del mismo tema y del mismo formato para no parecernos a ninguna de ellas.
Que está deseando leer el número 2 (risas).




