Se sumergió en la producción artística desde muy joven, “vengo de una familia de artistas de diferentes ramas, tanto músicos, actores, pintores como escultores”, nos cuenta. Fue en el taller de su abuelo donde empezó a dibujar y a aprender “algunas nociones más técnicas”, luego estudió cerámica en su ciudad, pero no fue hasta finales de los noventa cuando empezó a usar las calles de Buenos Aires como canvas y el graffiti como medio de expresión.
Pinturas, murales, esculturas y cerámicas, “de esta combinación fue surgiendo una voz propia y un fuerte interés por el panorama del arte Argentino”, recuerda el artista. Influenciado por su país natal, sus experiencias en México y la historia latinoamericana, Fasoli pinta mediante metáforas: luchas, danzas, rituales, animales humanizados o individuos deshumanizados; escenas que funcionan como alegorías de las realidades latinoamericanas y sus contradicciones. Su trabajo es una exploración de las identidades, subculturas y contraculturas de las ciudades por las que pasa, y así las representa en su lenguaje favorito, el artístico.