Conocida sobre todo por los murales que realiza por encargo donde los colores, la flora y la fauna son el centro de todas las miradas, Flor Chedufau asegura que desde pequeña ha estado acompañada por el “perfume a pintura”, que le ha llevado a crear su propia técnica.
Flor, desde pequeña has visto trabajar a tu madre en su taller de pintura, imagino que eso debió ser una fuerte influencia…
Sí, tanto mi madre como mi abuelo son artistas. Admiraba verlos en esos rincones de sus casas tan particulares, con ese perfume a pintura. Pasaban horas pintado, creando en un espacio tranquilo donde solamente se encontraban ellos y su lienzo. Los veía concentrados y disfrutando.
Me inspiraba mucho ese ambiente. Lo recuerdo como si fuera hoy. Mi abuelo era pintor y fotógrafo, y mi mamá es artista contemporánea, realiza objetos e instalaciones, de ellos aprendí sobre pintura y creatividad.
Decides estudiar Escenografía y Vestuario en la Universidad de El Salvador y Artes del Teatro en el Teatro Colón de Buenos Aires. ¿De ahí que empieces a mezclar el arte con la escenografía al pintar tu propia ropa y confeccionar disfraces?
Estudiar escenografía y vestuario me abrió la cabeza para proyectar e incursionar con diferentes soportes y materiales, aprendí a dibujar y pintar a gran escala y fue en la facultad donde también descubrí cómo me sentía más cómoda pintando. Siempre cuento lo mismo, pero pinto con mi propia técnica y, ¡eso me encanta! Terminé la facultad y realicé algunas escenografías, pero por aquel entonces me gustaba mucho la ropa, tuve un local de indumentaria, donde pude divertirme interviniendo prendas artísticamente. Luego di clases de arte, y hasta confeccioné disfraces.
Mezclando lo escenográfico, el arte y el vestuario. Fueron años de mucho trabajo y creatividad.
Pero no te conocemos por eso, sino por lo que más te apasiona: hacer murales. De hecho, tuviste la oportunidad no solo de hacer tu primer mural en casa de tu hermana, sino también de que saliese en la portada de una reconocida revista de decoración. ¿Qué supone para una artista emergente en el mundo de los murales esta oportunidad?
Confeccioné disfraces durante varios años, había dejado la pintura de lado, pero dentro de mí algo estaba floreciendo. Tuve la suerte, o el destino me quiso presentar una oportunidad que la supe aprovechar. Puse mi alma entera en ese proyecto, el mural para mi hermana, sentía muy dentro mío que algo estaba surgiendo y que realmente era lo que estaba esperando. Recuerdo la primera pincelada, en esa pared inmensa, sin miedo, mi primera pared. Nunca había pintado sobre pared. Y ahí apareció la magia, la primera pincelada y todo fluyó. El pincel se desliza, y mi cabeza se pone en blanco, avanzo ansiosa, emocionada mientras voy observando cómo se va completando el vacío. La sensación es inexplicable, me vacío y mi alma queda en ese lugar. En ese mural. Y así vinieron muchos más, abrí mi cuenta de Instagram, empecé a mostrar mis trabajos, mi forma de pintar y mi emoción por estar haciendo lo que tanto me apasiona y me llena de vida. Pintar. Ese mural fue el comienzo de todo, cuando vi que el mural salió en la portada de unas de las mejores revistas de decoración de Argentina, no quería parar y, así fue, murales, lienzos, empapelados, productos con mis diseños, ¡un gran crecimiento! Y todavía me cuesta creerlo.
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Tu trabajo remite al de reconocidos artistas, Frederic Edwin Church, Martin Johnson Heade o Henri Rousseau, por citar unos cuantos. Al igual que ellos, tus murales se caracterizan por plasmar primorosamente la explosión multicolor que encontramos en la naturaleza. Paisajes botánicos, exóticos y pantanosos, flores vivas y frescas, hojas de palmera y aves a punto de alzar el vuelo. La naturaleza es esencial en tu trabajo.
Sí, exactamente, amo los paisajes, la naturaleza, quiero que mis murales sean un canto a nuevos espacios de contemplación. Me gusta representar la calma y los colores que la naturaleza nos brinda. Me encanta representar la flora y fauna autóctona argentina como los paisajes europeos llenos de árboles y jardines con flores y rosas, también las selvas del Amazonas, los colores de sus profundidades. Me gusta representar el movimiento de la naturaleza, necesito de ella. Me nutre y transforma, y llena de energía y eso mismo es lo que luego quiero representar.
Utilizas el látex acrílico con una paleta de colores claros, suaves y sofisticados como el blanco, el verde, el azul, los tonos tierra y los anaranjados, con los que consigues esa perfecta armonía y calma de la que nos hablas. ¿Cómo es el proceso creativo para alcanzar la sobriedad? ¿Te pones delante de la pared y dejas que el pincel vaya fluyendo o traes el diseño premeditado? ¿Cuánto sueles tardar a completar un diseño? Cuéntanos cómo suele trabajar Flor.
Uso látex acrílico en los murales, me gusta su consistencia, tiene la cantidad justa de agua, el pincel fluye. Nunca es una lucha, todo fluye y avanza. El espacio se va cubriendo, mientras miro a mi alrededor para encontrar los tonos de mi paleta que mejor queden en el espacio donde estoy pintando. Me gustan los tonos neutros que generan modernidad, igualmente a veces necesito trabajar con tonos más saturados a pedido del cliente. No realizo bocetos, tengo una charla previa con el cliente, donde vemos diseño y colores, pero todo se arma en el espacio, ahí mismo en su casa, con su pared frente a mí. Ahí es donde descubro y veo lo que realmente va en ese espacio, dependiendo, del cliente, sus gustos, preferencias pero sobre todo observando los alrededores. Llevo mi valija, mi iPad, mis pinceles y mi escalera. Tras la charla inmediatamente empiezo. El brazo y la mano avanzan de una manera apresurada, a veces el pincel va más rápido de lo que yo estoy pensado, me agarra ansiedad, me lo voy imaginando y así es como se va completando el vacío. Generalmente una pared estándar de 4x260 me lleva ocho horas seguidas de trabajo. Al final del día, mi corazón está contento y pleno, fue otro gran día de trabajo. Agradecida vuelvo al hogar.
Los murales que diseñas cuentan una historia emotiva y arropan el espacio, pero también tienden a ser decorativos y exclusivos. Además, visten desde paredes en casas de familiares, restaurantes y hoteles, y además haces workshops que haces para artistas como tú. ¿Con qué experiencias sueles disfrutar más? ¿Cuáles suponen un esfuerzo mayor?
Disfruto muchísimo de cada mural, cada pared tiene una textura y material diferente, hasta tienen un color distinto de fondo, cada pared es única, y cada una es un nuevo desafío. Disfruto mucho de pintar en casas particulares, porque cada una tiene su historia y energía, es divino. Pintar en locales y restaurantes también tiene su encanto porque es a lo que va a disfrutar y ver mucha gente y a veces me ha tocado pintar en vivo, y es una experiencia inolvidable. Los workshops son algo muy especial y particular, ahora en pandemia los hago online, una lástima, pero disfruto muchísimo igual. Los workshops presenciales son magníficos, la gente llega con una energía divina, emocionados y ansiosos por empezar a aprender. Escuchan atentos, preguntan, los conocimientos, se comparten y la energía va creciendo. Cada uno termina su obra y eso es una alegría inmensa para mí. Amo enseñar, siento que dejo mi huella en cada persona, y que puede darles conocimiento para que puedan disfrutar y crecer en el arte.
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Hablemos de los encargos, ¿los clientes suelen pedirte exactamente qué es lo que quieren o te explican un poco su idea y el resultado lo dejan en tus manos?
Los clientes tienen plena confianza en mí, generalmente me dejan trabajar tranquila, y confían en mi diseño y creatividad. Quizás algún color, o preferencia, pero en general lo dejan en mis manos. Todas son buenas experiencias.
Explícanos alguna anécdota divertida que te haya pasado en casa de algún cliente.
Las anécdotas que tengo o lo que más me llevo de cada lugar es la compañía de cada cliente, me ha pasado que se sientan al lado mío, desde las 9 de la mañana hasta las 8 de la noche, mirándome, disfrutando y nada más lindo que poder hacer feliz y bien al otro. Que el otro pueda disfrutar como estoy disfrutando yo es mágico. Hasta pinté un día entero con el cliente adentro el toilette chiquitito conmigo. Muchas anécdotas, mucho cariño y amor. Y muchas casualidades y energía dorada en cada lugar.
Tengo entendido que durante los meses que estuvimos encerrados en casa te viste obligada a dejar de lado los murales y tuviste que reinventarte con los lienzos. ¿El proceso creativo para pintarlos es similar al que utilizas en los murales? Explícanos qué tienen en común y qué no ambos procesos.
Apenas empezó la pandemia los mails se cortaron y no quería parar. Empecé a pintar obras, la primera un caballo, porque hace mucho lo quería pintar, así que lo llame Capricho. Empecé a mostrar los lienzos y empezaron los pedidos. Algunos más exclusivos que otros, pero el proceso es el mismo, me mandan imágenes del espacio, de los muebles y la medida, charlamos del diseño y los colores e inmediatamente empiezo. Disfruté mucho esta estancia de taller en casa, de irme todos los días a diferentes casas a estar en la mía. Fueron días de mucha inspiración y música.
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¿Echas de menos tener una relación más directa con los clientes y todo el trabajo que supone hacer un mural?
Sí, extrañaba mucho ir a los lugares, porque conocer gente, sus rutinas y hábitos es algo que a mí me gusta mucho. Mirar al otro y tratar de entender lo que quiere. Recorrer el lugar, observar. Así que, ahora que ya de nuevo estoy yendo, ¡me hace muy feliz!
Eres muy activa en las redes sociales, sobre todo en Instagram, donde has creado una comunidad de personas que admiran tu trabajo. Durante la cuarentena te vimos haciendo directos donde pintabas y, al mismo tiempo, respondías preguntas. ¿Te esperabas tener tan buen feedback?
Amé los lives durante la pandemia, mis seguidores esperaban los viernes para conectarse, copita de vino en mano, y pintar juntos. Amo dar, enseñar y que estén ahí. ¡Fue un boom! Hasta llegué a tener 600 alumnos en un directo. Una de las cosas más lindas de la pandemia fue que la gente necesitaba distraerse y levantar el ánimo y, ahí estaba yo para los que les gustaba y disfrutaban pintando.
Para terminar, en tus talleres no hace falta ser un experto, ya que se aprende desde cero a pintar con láminas, luces, sombras y colores. ¿Qué les dirías a los amantes del arte para que se animen a venir y se lleven a casa una lámina hecha por ellos mismos?
Que el arte sana, que el arte te completa, que el arte te llena el alma. Que siempre se puede empezar de cero, yo empecé tarde y me di cuenta de que nunca es tarde para una pasión. Querer es poder, el arte es expresión, es liberador. Cierren los ojos, repiten y empiecen. Que el pincel fluya y la mente se ponga en blanco es lo mejor para relajar y disfrutar. Que de todo se aprende y que siempre hay una primera vez. Y que nunca es tarde, yo empecé hace 3 años y estoy segura de que todo lo que hice anteriormente me sirvió para llegar acá. Y que lo más importante es encontrar su propio estilo o huella. Busquen inspirarse, pero encuentren su propia manera de pintar que es lo que los va a hacer únicos e irreemplazables. ¡Muchas gracias, disfruté muchísimo respondiendo estas preguntas!
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