Nací en el norte de Inglaterra y cuando tenía un año nos mudamos a Hong Kong. Volví a Inglaterra, al mismo pueblo –Southport, que está cerca de Liverpool– a los siete, y ahí hice todas las cosas normales que hace un niño de un pueblo. Después fui a Sheffield, donde estudié Comunicación Audiovisual, pero creo que no lo aproveché demasiado. Era la típica época en la que empiezas a vivir solo por primera vez, estás en una ciudad nueva, hay muchos estímulos… (Risas). Aún así aprendí cosas básicas que todavía sigo aplicando en mi vida, aunque en aquel momento no pensaba que las fuera a utilizar.
Acabé la carrera sin mucha idea de qué hacer con mi vida, así que durante cinco años hice trabajos que no tenían que ver con mi profesión, pero que me han formado mucho como persona: trabajar en una cocina, en una charity shop, en varias escuelas con niños súper difíciles, en barrios con muchos problemas… Daba clase de todo, era profesor sustituto de escuelas de niños enfermos que formaban parte de hospitales; niños con esquizofrenia, bulimia, etc.