Nosotros descartamos hace algunos años la idea de abrir una tienda física, estuvimos valorándolo durante algún tiempo pero al final nos dimos cuenta de que los inconvenientes superaban con creces a las ventajas, y que en realidad no necesitábamos tener un tienda física para poder tener visibilidad o dar a conocer nuestra marca. Todo el trabajo de promoción lo hemos hecho a través de mercados y de las tiendas que venden nuestras piezas, pero sobre todo a través de las redes sociales, que te permiten estar en contacto con tus clientes, mostrarles tus piezas, explicarles cómo trabajas, cuál es tu filosofía de vida, compartir momentos, y también crear relaciones de verdad.
Otra de las cosas que nos ha ayudado mucho a conectar con las personas que nos compran es que casi todas nuestras piezas suelen tener una pequeña historia o un por qué detrás, y normalmente eligen esa pieza en concreto por el significado que tiene. En muchas ocasiones nos escriben contándonos sus historias, a veces son anécdotas divertidas, otras veces te emocionan y te hacen sonreír, y otras veces son piezas que les recuerdan a alguien o algo que perdieron. Entonces se crea entre nosotros un momento muy íntimo, una conexión realmente especial. Es lo que más me gusta de nuestro trabajo, que cada persona acabe de llenar a la pieza de significado.