Empezamos creando un evento en un local distinto al que es Espositivo ahora pero también en Malasaña. El evento tenía un soporte audiovisual y música en directo en el que un artista mostraba su obra. Nos dimos cuenta de que no todo el mundo que acudía apreciaba el arte sino que venía con otros intereses, así que empezamos a pensar en otro proyecto que cumpliera la exigencia artística que nos motivaba a nosotros para crecer como individuos y grupo social con la intención de aportarnos algo. En el inicio de Espositivo, una vez ubicados en este local, éramos siete socios: un fotógrafo, un director de cine, un arquitecto, dos periodistas, un director de fotografía y un diseñador. Después de un año me quedé solo frente al proyecto al que posteriormente se incorporó Cintia. Realmente empezamos un grupo de gente que éramos amigos de algunos artistas, Borondo, Desi Civera, An Wei, Nemo’s… Durante cuatro años nos reuníamos en un piso en el que vivíamos, pintábamos, venían artistas a pasar unos días… La idea era buscar un espacio para crecer. Es por ese motivo que nos cuesta encontrar un término para definir este espacio. No nos gusta que nos llamen galería, ni academia. No hay un término exacto. Creo que hoy en día no hace falta etiquetarlo todo porque hay conceptos que se escapan y nos limitaría. Simplemente trabajamos con lo que nos parece sincero y nos gusta.