Hacerse un hueco en el mundo de las firmas de moda es complicado, pero si tu filosofia es clara y tu apuesta firme, ¿qué puede salir mal? Tutu y Blanca, o mejor dicho Dos Ocho Cinco, desafían lo estipulado con sus prendas de corte atemporal, cuidando cada detalle al máximo y con la convicción de que el cliente siempre es lo más importante. Desde su estudio en Barcelona, donde crean y producen sus diseños, presentan su colección SS15 de inspiración balear, y nos cuentan cómo y por qué debemos conocerlas.
Hola chicas, encantado de saludaros y poder visitar vuestro estudio. Yo os conozco, pero para los lectores que no tengan ese placer, contadnos: ¿quiénes sois? ¿Qué es Dos Ocho Cinco? ¿Y por qué este nombre?
Somos Tutu y Blanca, una de Mallorca y la otra de Barcelona, respectivamente. Hace unos años compartimos piso, y nuestra casa acabó convirtiéndose en un atelier. El nombre de la firma viene de ahí, el piso en el que nació la magia era el número 285 de la calle Rosselló, donde, entre rollos de tela y patrones, todo comenzó a tomar forma.
Os habéis formado en escuelas diferentes y habéis ido creciendo a nivel personal y profesional en ciudades distintas, pero finalmente os encontrasteis y formasteis este proyecto. ¿Cómo se unen dos miradas educadas y maduradas de forma paralela? ¿Cómo es ese proceso creativo en el que dais con un punto en común a la hora de crear una prenda?
Sí, efectivamente, recibimos educaciones e influencias distintas, pero aun así nos hemos centrado en una sola idea, y esta única visión que compartimos es la que forma parte de la filosofía de Dos Ocho Cinco. Discutimos, maqueamos e ideamos cada prenda, tejido y detalle, y luego cada una se centra más en una tarea a la hora de elaborarla, pero al final cada pieza habla de Blanca y de Tutu. Ese punto en común se halla tras juntar todas esas pequeñas tareas que realizamos paralelamente: búsqueda de tendencias, detalles de confección, desarrollo de la prenda, cartas de color o tejidos… Cada una de nuestras prendas proviene de este minucioso proceso que queremos que caracterice a Dos Ocho Cinco.
Una de las bases de vuestra marca y que sin duda os da ese carácter tan especial es que vuestras materias primas son de KM 0, que todas las prendas están elaboradas aquí, en Barcelona, y que prestáis una atención minuciosa a cada detalle. ¿Cómo creéis que llega esto a vuestros clientes? ¿Estamos educados para ser conscientes del trabajo que hay detrás de un producto como el vuestro?
Nuestra conciencia es clara. Buscamos el origen de cada prenda, nos inspiramos en nuestros viajes y nuestro día a día en la ciudad. No vendemos simplemente piezas monas, sino que creamos relaciones con los clientes. Creemos esencial darle cierto grado de satisfacción, de manera que vuelva a acudir a nuestro estudio y a nuestras manos para sus looks, en lugar de irse a comprar una prenda cualquiera en otra tienda o cadena. Cada día que pasa (o quizás es que somos demasiado optimistas), sentimos que la gente está más sensibilizada y toma más conciencia de cómo es el proceso de producción de una prenda, ya que el sector de la moda es el que más y peores trazos puede llegar a utilizar.
Me comentabais que no hacéis colecciones, sino prendas únicas que se llevan toda vuestra atención y dedicación; pero que también dejáis que vuestros clientes tomen decisiones a la hora de la confección final, pudiendo elegir sobre un modelo ya diseñado detalles y fornituras, como si se tratase de una sastrería moderna. ¿Creéis que este servicio tan personal y cuidado es esencial y determinante en vuestra marca? ¿Cómo definiríais al tipo de cliente de Dos Ocho Cinco?
Cada vez menos, ya que la marca evoluciona y, como tal, van apareciendo nuevas necesidades, aunque siempre mantendremos esa esencia y la comunicación directa con el cliente. Hasta hoy nuestras colecciones se han basado en una sola pieza –la chaqueta– tanto para verano como invierno. Es cierto que nuestros clientes se maravillan al adquirir una prenda que pueden personalizar y no solo retocar para que siente mejor. No sé si han sido concienciados para entender, pero sí que son abiertos, nuestros clientes reflejan que están de acuerdo con el precio de nuestras prendas al venir a vernos. Nuestro estudio es, sin quererlo, una exposición permanente de todo nuestro trabajo diario.
Vuestra colección destila rasgos muy mediterráneos y de inspiración balear. ¿Qué otros referentes forman parte de vuestras creaciones? ¿Cuál es el comienzo para crear una pieza: la tela o el patrón?
Verano, sol, rocas, sal… ¿A quién no le apetece? Y sí, teníamos ganas de traer ese famoso dibujo de las cortinas y cabeceros de cama, la adaptación de “ses llengües mallorquines”. Ese fue el punto de partida para SS15, y de ahí su desarrollo con estampados, tejidos, colores y patrones. ¿AW 16? Estáis a punto de verla, pero de momento no os desvelaremos nada.
Sois una marca con carácter y personalidad, vuestras prendas cuentan una historia. Supongo que una de las metas que perseguís es que la gente identifique vuestras prendas por la calle, la durabilidad e identidad de marca. ¿Cómo se consigue eso?
Todo el mundo necesita una chaqueta, así que cada septiembre sacamos las del invierno pasado pero las consideramos caducadas en cuanto salen de la bolsa con olor a naftalina. Nosotras buscamos que eso no pase, e intentamos lograr la atemporalidad de nuestras prendas; de ahí el exhaustivo y detallado proceso previo a la confección de estas.
Actualmente compartís estudio aquí, en Barcelona, con Bela Adler. ¿Cómo os influencia la ciudad? ¿Sería diferente Dos Ocho Cinco en cualquier otro rincón del mundo?
Barcelona es especial, y una gran escuela aparte de incubadora creativa. Las prendas que salen de nuestro taller hablan mucho de nosotras, nuestro entorno, y el trabajo realizado en cada colección. Dos Ocho Cinco mantendría sus rasgos en cualquier otro lugar, pero está claro que nuestros clientes y clima influyen en nuestra carta de color y tejidos.
Hasta ahora lleváis poco más de un año de vida. Haciendo balance de este tiempo, ¿cuál creéis que es, actualmente, el mayor problema al que os enfrentáis? ¿Cómo veis vuestro futuro tras este tiempo en activo?
Nadie te lo pone fácil, todo son responsabilidades, tomas de decisiones complicadas, inversión… Pero somos dos, nos unimos, y emprender algo tan nuestro no nos da miedo. Mover una ficha entre dos es una apuesta más segura.  Aprendemos cada día de cada paso dado y peldaño subido. Hacer ruido, sin chirriar.
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