Nos hacía ilusión empezar un club distinto porque sentíamos que no teníamos dónde ir de clubes en la ciudad. En Barcelona no existe el garito, los bares cierran a las tres y la única opción son las discotecas grandes. Nosotros queríamos apostar por un club de medio formato con una programación más arriesgada y donde se pudiera establecer un mayor vínculo entre los asistentes.
Es una propuesta un poco arriesgada e intentamos que sea transversal, tanto en edades como en estilos de música, y eso podría encajar en otras ciudades del mundo. Es cierto que Barcelona encaja con la propuesta porque hay muchos creadores, que conforman gran parte de nuestro público. No vienen banqueros que salen de la oficina, sino sobre todo gente que dedica su tiempo a la creación.
Todo lo que pasaba por nuestra imaginación era cómo sería el club durante este primer año, no imaginábamos nada más allá. Vemos que cada vez funciona más el boca oreja, mucha gente nos dice, “hace tiempo que oigo a hablar del Marabú y es la primera vez que vengo.” Estamos consiguiendo mucha fidelidad con nuestro público, que cada vez es mayor, y a nivel artístico estamos muy contentos, realmente ha habido noches increíbles.

Con Canada organizamos dos veces al año las fiestas Nueva Época y hacía tiempo que teníamos en mente montar algo diferente con mayor regularidad. Fue en este momento cuando entró Drakis en juego, colaborando para hacer la fiesta mensual, ayudando con la programación y dirección artística. Nuestro motor principal es hacer un trabajo de research de proyectos que nos parecen interesantes y que puedan ocurrir en esta ciudad.
En general, a la gente de Barcelona le cuesta asistir a propuestas alejadas del centro, pero el Poble Espanyol –que no está tan lejos, en realidad– ofrece muchas ventajas que no pasan desapercibidas para nuestro público, como el poder charlar fuera de la sala sin molestar a los vecinos. A parte, Upload tiene una mezcla de antigua sala de cabaret con un punto minimalista en la iluminación que nos parece extraño y atractivo. Además el sonido es bueno y potente y los precios de las copas son muy razonables. Creemos que, por todos estos factores, la aceptación del público cada vez es mayor.
Nuestra intención siempre fue organizar una fiesta que no fuera solo para los amigos, aunque también la hiciéramos pensando en ellos. Cada vez viene más gente que no conocemos ¡y realmente eso es lo que nos hace más ilusión!

Cada uno de nosotros piensa en una diferente, aunque probablemente podemos destacar la noche en que Arca apareció en el club como público y dijo que quería pinchar. Fue una sesión sorpresa para todos, una pasada.
No nos gusta que se encasillen en un estilo de música ni estética. Nos basamos en que algo nos parezca nuevo e interesante.
Cada noche ha tenido sus momentos álgidos, es difícil medir quién ha sido el DJ más petón, entre otras cosas porque todas las sesiones y lives son muy variados.
Siempre estamos pensando en cosas que debemos mejorar, somos autocríticos y conscientes de que a veces cometemos errores, aunque cada vez menos (risas).
En principio la propuesta para fin de año es menos arty y más festiva. Los DJs vuelven a ser muy variados y solo habrá un directo, Ralf Laurent, una mezcla de house abstracto con toques melódicos. Creemos que Guim Lebowski hará una sesión de trance. Internet 2 y Toni Ponix se moverán en diferentes estilos del rollo PC music. Mirena Ossorno pondrá hits y cosillas de makina. Y Veski, que cerrará la noche, será la propuesta más house.
Nos gustaría seguir trayendo artistas internacionales sin dejar de potenciar el talento local. En marzo haremos un Marabú especial para celebrar el primer aniversario del club.








