Carlota Barrera diseña para hombres porque piensa que es un mundo menos explorado que el de mujer. Interesada en el proceso de arreglar lo que está roto desde una nueva perspectiva, experimenta con la deconstrucción de las prendas y el cuerpo humano, interesada en las heridas abiertas y todo lo que envuelve al individuo a la hora de vestir. Sus diseños tienen siempre un toque de color azul, que evoca la calma. 
¿Qué te llevó a estudiar diseño de moda? ¿Y por qué te especializaste en menswear?
Exceptuando un lapso de unos años en los que quise estudiar arquitectura, siempre me ha fascinado el maravilloso soporte que es el cuerpo humano para construir algo a su alrededor. Podría decirse que veo en el diseño una exploración constante sobre cómo hacer una prenda que, de una manera u otra, se pueda colocar sobre alguien. Por otro lado, creo que es una forma de expresión que todos utilizamos a diario, intencionadamente o no. Sea más excéntrica o más sobria, la forma de vestir tiene mucho que decir sobre la persona que la lleva.
En cuanto a dedicarme a la moda de hombre, creo que es un mundo que no está tan explorado como el de la moda femenina. Es ahora cuando se está empezando a experimentar, y me encanta que haya tantas cosas aún por hacer.
Tu última colección se llama Amonet y ha desfilado recientemente en la Semana de la Moda de Praga. ¿Cuáles son el concepto e inspiraciones?
Amonet es una colección inspirada en las prendas de trabajadores de hace años. Es una vuelta al modo de vida de los pescadores y campesinos japoneses, que utilizaban fibras naturales, y todas las técnicas de confección eran manuales. Son tejidos antiguos que fui rescatando, remendando y tiñendo a mano con Índigo (un tinte asiático). Todos estos tejidos destrozados acaban formando distintas prendas. Mi intención era representar, a través de tantas intervenciones, tantos rotos, tantas hilaturas, remiendos y parches, que una sola prenda es el reflejo de todas las manos que han pasado por ella. Todas las almas de las personas que han modificado, reparado o llevado esa prenda han dejado un trozo de sí mismas en ella.
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También realizas trabajos de ilustración. ¿La utilizas como soporte para diseñar tus prendas o es algo paralelo al diseño?
Depende. A veces un proyecto empieza cuando dibujo sobre papel, pero otras lo desarrollo a partir de la experimentación textil, y la ilustración no entra hasta la mitad del proyecto. También están los proyectos o series exclusivamente de ilustración, que son totalmente independientes a las prendas. Dibujar o pintar es una forma de expresar algo que no requiere tanto tiempo como el necesario para hacer una prenda.
Todas tus creaciones tienen siempre un velo de color azul. ¿Podría decirse que es una línea de conexión entre tus prendas e ilustraciones?
Como he dicho antes, para mí son dos mundos tan diferentes que nunca había pensado en ello, pero podría decir que sí. Aunque creo que podrían sacarse más conectores que unieran ambas cosas. La colección y la ilustración suelen tener algún pequeño nexo de unión, ya sea por color, textura o forma, pero tiene más que ver con que sea la misma persona la que los crea que con la necesidad de hacer que todo vaya a la par.
“Algo que venga de una experiencia siempre tendrá más matices a la hora de expresarlo en cualquier soporte.”
Te interesa la deconstrucción de prendas, los remiendos para arreglar partes descosidas o rotas. ¿De dónde viene esa especie de obsesión?
Creo que todo empezó cuando tuve una operación de espalda hace unos años. A partir de esa experiencia comenzó mi interés por cómo algo se rompe y se arregla de una manera u otra, por cómo algo se deconstruye y se vuelve a construir desde otra perspectiva.
¿Es autobiográfico tu trabajo?
Por supuesto. Creo que algo que venga de una experiencia siempre tendrá más matices a la hora de expresarlo o plasmarlo en cualquier soporte. Esto es aplicable al arte o las conversaciones; puedes contar una anécdota que jamás ocurrió, pero es algo plano que al final cae por su propio peso. Los detalles están en las experiencias. Una verdad es siempre una verdad. Esto no quiere decir que base todo lo que hago en experiencias de lo más profundas. Puedo empezar un proyecto partiendo de una idea que me interesa muchísimo aunque sea totalmente externa, pero a base de experimentar se acaba convirtiendo en parte de mí. Se va nutriendo poco a poco, evoluciona conmigo y me acaba transformando.
¿Quiénes son tus referentes en el mundo del diseño?
Me fascina el universo que plasma Rei Kawakubo en Comme des Garçons, Yamamoto… En general lo que se hace en Japón me encanta. Los seis de Amberes son un referente increíble, marcaron antes y un después, tanto en la moda como en mí. También me gusta la frescura con la que están trabajando los jóvenes creadores de menswear en Londres. En general admiro a todo aquel que consiga transmitir algo con lo que hace, que es lo que tratamos todos los que nos dedicamos a esto.
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Recientemente has estudiado en Central Saint Martins. ¿Qué aporta Londres a tu creatividad?
Londres es una ciudad que vibra constantemente. Vuelves a una calle después de un mes y ya tiene algo nuevo, y eso hace que todo esté muy preparado para los cambios. Hay muchísima variedad de todo: de culturas, de modos de vida, de tipos de arte... Lo que más me gusta es la enorme cantidad de estímulos que hay. Puedes elegir a cuál de ellos agarrarte, pero es una ciudad que incita a crear cosas nuevas constantemente.
¿Qué libros estas leyendo en estos momentos?
Ahora mismo estoy leyendo Role Models de John Waters, un libro autobiográfico del director de Pink Flamingos y Female Trouble. También tengo la manía de ir a las librerías y comprar libros porque me gusta la primera frase. Con este criterio compré el libro que empecé el otro día, Cosas transparentes, de Nabokov. El primer párrafo dice, “Aquí está la persona que necesito. ¡Hola, persona! No me oye.”
¿Qué proyectos o planes tienes para los próximos meses?
Estoy desarrollando una colección y preparando un portfolio para hacer un máster de Menswear en el Royal College de Londres o en Central Saint Martins. Aunque depende mucho de lo que vaya surgiendo, no suelo hacer planes tan rígidos. La vida puede dar muchas vueltas.
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