Un rincón del Japón más auténtico y tradicional en pleno raval barcelonés (Pintor Fortuny, 32). Eso es Carlota Akaneya. No confundir con la chica de la foto, que aunque bien podría llamarse así no es el caso. Ella es Natsumi Tomita. Fuera de campo tenemos a Ignasi Elías y Felipe Fernández. Entre los tres llevan uno de los restaurantes más especiales de la ciudad: un sumiyaki. No repetiré aquí las palabras de Natsumi, si alguien no sabe qué es, más abajo tenéis la explicación. Sí diré en cambio que comer en Carlota Akaneya es una experiencia fantástica que recomiendo encarecidamente a quien disfrute con una buena carne y se embelese con el olor del fuego. Aunque en su carta siempre ha estado presente la ternera de Kobe, desde hace algunos meses aquí se puede degustar la auténtica ternera de Kobe de mejor calidad venida de Japón. A5 la llaman. Y lo más interesante, a un precio más que razonable.
Felipe: No es timidez. Qué va. Cuando quieras nos disfrazamos y maquillamos los tres de geishas. ¡No sería la primera vez!
Ignasi: Surgió de forma espontánea. Natsumi es muy fotogénica y nos encanta verla posar. Hay que admitir que es la más japonesa de los tres (risas).
Ignasi: Felipe, el alma. Natsumi, la imagen. Carlota, la madre de Felipe.
Felipe: Ignasi, mi amigo y socio. Natsumi, mi mujer. Carlota, mi madre.
Natsumi: Yo soy la japonesa (risas).
Felipe: Pues sí. Nos gustó cómo sonaba, e Ignasi pensó que su nombre nos daría fuerza para tirar adelante en un oficio tan duro.
Felipe: El primer recuerdo es de un impacto extraordinario, casi insuperable. El olor a brasa, la madera, el metal, las cuerdas. Como encontrar el calor de una hoguera en un refugio escondido una montaña helada, pero en Japón.
Ignasi: Habíamos estado antes, cuando Felipe y yo viajamos a Japón juntos desde Moscú en el Transiberiano. El restaurante de Kyoto lo descubrimos por casualidad meses después, buscando un lugar para cenar con mi familia, que estaba de visita mientras vivía en Tokyo.
Yo vivía en Valencia y quería mudarme en Barcelona, y más después de conocer a Felipe. Casualmente, este chico tan guapo y simpático estaba abriendo un restaurante japonés en Barcelona. Al principio Felipe e Ignasi solo querían que ayudara a arrancar el restaurante los primeros 2 meses. Y 3 años después sigo ahí (risas).
Felipe: Calidez, amabilidad, calidad.
Ignasi: Sueño hecho realidad.
Natsumi: Mucho trabajo (risas). Y amor.
Natsumi: El arte de cocinar tú mismo lo que quieras en la barbacoa. “Sumi” significa carbón vegetal. El sumiyaki es carne, verduras, pescado, lo que quieras cocinar sobre una parrilla de carbón vegetal. Nuestro sumiyaki es la versión más tradicional de Japón. Las mesas están fabricadas a medida, y el carbón se sirve en la mesa pieza por pieza. En Japón ya cuesta encontrar un sumiyaki así porque es mucho trabajo. Pero para Felipe e Ignasi esto era algo innegociable. Querían Japón en Barcelona. No confundir sumiyaki con yakiniku, que es carne a la brasa pero se cocina en la cocina, no lo cocinas tú, y solo es carne (niku).
Felipe: No puedes disfrutarlo igual si no te gusta la carne.
Ignasi: El plato estrella es la ternera japonesa, la llamada carne de Kobe.
Natsumi: A5 es la máxima calificación de calidad que Japón otorga a su mejor carne. También es la más cara, claro.
Natsumi: Exacto. Es un privilegio poder tenerla ahora. Nunca antes fue posible, y solo podíamos comprar ternera japonesa de fuera de Japón.
Felipe: A pesar de ello, muchos clientes prefieren la ternera japonesa que viene de Chile. La de Japón es tan diferente, tan mantecosa, que muchos paladares no están acostumbrados y se decantan por un sabor más tradicional. La carne A5 es como comer caviar, no todo el mundo puede apreciarlo igual.
Felipe: Toda la ternera que tenemos es japonesa. Parte viene de Japón, y parte de otros países, como Chile, California o Australia.
Natsumi: También tenemos pollo y cordero para asar a la barbacoa.
Ignasi: Diría que comer carne de Kobe cuesta mucho dinero, pero Carlota Akaneya la sirve a un precio muy popular. Basta comparar precios con otros restaurantes.
Felipe: Una cena puede salirte por menos de 40 euros. Si te importa el bolsillo, recomendamos el menú de 36,90€. Desde luego, no te quedas con hambre, y tienes una experiencia auténtica. Si quieres la experiencia completa, con Kobe A5, lo más económico es el menú Saikōkyu, por 59,90€.
Felipe: Albert no nos dijo, “cerrad al mediodía”. Pero entendimos un poco más de qué va esto al abrirnos las puertas de su casa. Observamos que trabajan a destajo durante el día para poder ofrecer al cliente la mejor experiencia posible, por la noche. Nosotros queríamos hacer lo mismo.
Natsumi: Mis padres están en Saitana, cerca de Tokyo. Les visitamos siempre que podemos, y aprovechamos para viajar y trabajar.
Felipe: Nuestras fuentes de inspiración son Japón, Hong Kong, pero aprendemos cosas también de restaurantes de aquí, como el Pakta.
Natsumi: La carta la renovamos a golpe de idea. No hay un patrón preconcebido. Cuando sabemos que algo se puede mejorar, no tardamos en cambiarlo y reimprimimos toda la carta de nuevo.
Felipe: Al final eso se traduce en unas cuatro o cinco cartas al año.
Ignasi: Hacer feliz a la gente. Sentir que has dado algo a la ciudad. Me asombra la naturalidad con que la gente dice “Kobe A5” o “Sumiyaki”, como si hubieran existido toda la vida. Antes del Carlota Akaneya, nadie sabía qué era un sumiyaki. De hecho, no hay otro en España.
Felipe: Ver cómo realmente has hecho feliz a la gente. Ver sus caras al entrar, pero sobre todo al salir. Eso vale todo el esfuerzo.
Natsumi: ¡Cuando cerramos! (risas)
Ignasi: Seguir mejorando.
Felipe: Aprender. Mejorar. Nos queda muchísimo.
Natsumi: Y descansar un poquito (risas).
Ignasi: Que todo siga igual. Que disfrutemos las pequeñas cosas.
Felipe: Salud y mucho trabajo.
Natsumi: Felicidad para vosotros también (sonrisas).