Barba son dos cabezas y cuatro manos que se encargan de hacer realidad cosas bonitas desde el centro de Barcelona. Albert Jornet y Bea Bascuñán son los artífices de este taller de serigrafía, donde reproducen tanto sus propias creaciones como las de otros artistas y diseñadores. En funcionamiento desde hace un año, el amor por lo que hacen y el esfuerzo que ponen en ello son seguramente las razones por las cuales su catálogo de piezas maravillosas es cada vez más grande.
A punto de abandonar temporalmente su actual cuartel de operaciones para compartir un espacio de coworking serigráfico en el que ampliar su actividad, el dúo nos cuenta qué hay detrás de un nombre tan sugerente. Albert y Bea son diseñadores gráficos, pero la curiosidad por la técnica les llevó a construir literalmente su taller y a ponerse manos a la obra (también bastante literalmente). Ahora planean nuevos trabajos con artistas como Olga Capdevila o Bernat Solsona, y colaborar con pequeños hoteles y restaurantes para embellecer un poco el entorno. ¡Estad atentos!
Si os digo que mi barba tiene tres pelos… ¿qué me decís vosotros?
Albert: La verdad es que el nombre no tiene ningún sentido en concreto, ¡no es porque yo lleve barba! (risas).
Bea: Si lo pensamos ahora, encontramos diferentes connotaciones que podrían asociarse a lo que hacemos, pero en su momento escogimos el nombre solamente porque nos gustaba cómo sonaba. De hecho, yo digo “barba” ¡y no lo asocio a pelo! Me suena a otra cosa.
¿Por qué la serigrafía en particular? ¿Qué os fascina de ella?
Bea: Nos metimos en esto con conocimientos súper básicos, no dominábamos la técnica al 100%, lo cual también ha sido muy positivo, porque como no teníamos mucha idea, hemos ido descubriendo cosas poco a poco. Es una técnica un poco mágica, cómo van apareciendo los colores, cómo va surgiendo todo… A la vez, hay mucho margen de error, así que tienes que estar todo el rato haciendo pruebas. Es un proceso largo, a veces sale bien o mal, pero al final puedes conseguir resultados muy chulos.
Albert: Y el punto de decir: “lo he hecho a mano”. Nos pasamos el día con el ordenador, así que nos gustaba mucho la idea de poder hacerlo a mano y que nada quede igual a lo anterior.
¿Y cómo la entendéis; método para producir arte o arte en sí?
Bea: Creo que la técnica es algo que está en todas partes, se usa muchísimo pero no se identifica como tal, la gente no sabe lo que es. En realidad, puede estar aplicada en muchas cosas de tu día a día, aunque a primera vista puedas pensar que se trate de una impresión. Y luego está el punto artístico, que supongo que es por lo que más se la conoce. Es una técnica muy interesante para producir, porque tiene ese punto de limitado, de no poder realizar muchas copias y que cada una tenga algo diferente a la anterior. Ese aspecto de la reproducción, comparado con otras técnicas, hace que para mí la serigrafía, y cualquier método de reproducción de este tipo, tenga más valor añadido.
No es que yo lo haya intentado nunca, pero sin duda el proceso de la serigrafía parece muy meticuloso y delicado. ¿Cómo funcionáis en el taller?
Albert: Con el tiempo nos hemos organizado y ahora cada uno se encarga de una parte del proceso. Hemos ido probando y cambiando hasta que hemos encontrado la fórmula. Ahora, como estamos los dos, lo hacemos siempre a medias. Normalmente yo preparo las pantallas y Bea estampa, y mientras lo hace voy retirando el papel y dejándolo secar. A la vez que voy sacando fotos del proceso, nos gusta documentar la parte que normalmente no se ve.
¿Qué os lleva a decidiros por el tipo de papel? ¿Qué importancia tiene este detalle y qué otras manías tenéis (tintas, etc)?
Albert: Depende del proyecto. Solemos probar mil papeles. En cuanto a tintas, siempre te gusta experimentar con una flúor, con un doradito… Pero luego depende de si el proyecto lo requiere o no.
Bea: Lo bueno de la serigrafía es que puedes estampar sobre cualquier cosa, desde un cartón hasta un papel súper fino o algo que ya está impreso. Y en tintas pasa lo mismo, hay un catálogo que va desde lo más normal hasta la flúor o la que brilla en la oscuridad. Si el proyecto de repente te lo pide es como “¡qué guay, una tinta súper brillante, o plateada!”. Además, estos detalles hacen que notes más que se trata de serigrafía, que te plantees cómo ha sido hecho.
Una de las claves de la serigrafía es el componente manual y artesanal que tiene, y el hecho que sea una técnica prácticamente milenaria. Sin embargo, estando en el siglo XXI, ¿qué peso tienen los avances técnicos?
Bea: En realidad, en la serigrafía, aunque uses un mecanismo mejor o peor, siempre hay un componente manual. Hay maquinaria que puede acelerar el proceso, pero realmente la base implica que, al final, tengas que usar las manos. El componente humano siempre esta ahí. En nuestro caso, dadas las características del taller, es imposible tener maquinaria, es muy cara y suele ser bastante grande (risas).
Albert: Pero es lo bueno de la serigrafía, que tiene niveles. Así que desde un nivel básico puedes producir cosas dignas. Luego, por supuesto, puedes tener una máquina mejor, que te lo haga de forma más automática y acelere el proceso. Pero como hay muchas maneras de hacerla, no es imprescindible tener muchos recursos para conseguir un resultado satisfactorio.
Bea: Es cierto, tanto el que hace la pantalla insolándola con la luz del sol, como el que usa una insoladora, pueden hacer cosas increíbles.
A la hora de trabajar con otros artistas, ¿qué relación establecéis?
Albert: Normalmente les contactamos nosotros porque nos interesa su trabajo, y les proponemos la colaboración. Les dejamos hacer lo que les apetezca. Somos bastante abiertos a que nos propongan lo que sea en cuanto a tamaño, tintas…
Bea: Como somos nosotros los que los contactamos, es ir sobre seguro. Te he contactado a ti porque me gusta lo que haces. Preferimos hacerlo de este modo porque, al fin y al cabo, somos los que vamos a producir la obra y venderla, así que nos gusta hacer una selección de proyectos. Pero somos bastante abiertos, al final es su obra y consiste en hacer algo que les apetezca producir en esta técnica. También es cierto que hay mucha gente que no acaba de entender la serigrafía, y a veces hace falta guiarlos, decir “esto no funciona, depende de qué trazos, qué colores, cómo has trabajado la lámina…”. Pero más o menos todos tienen ligeros conocimientos, y a partir de ahí vamos guiando por un lado u otro.
Venís del mundo del diseño gráfico, así que por naturaleza algo de creatividad tenéis seguro Pero, ¿en qué os inspiráis a la hora de realizar vuestros propias obras?
Albert: En realidad, tampoco producimos demasiadas cosas propias, y suele ser algo bastante improvisado. Somos un poco desastre, tenemos nuestro taller y acabamos haciendo más para los demás que para nosotros (risas).
Bea: Tampoco tenemos un perfil tan artístico, de ilustradores, por ejemplo. Entonces, sentarnos para crear una pieza no es algo que suela pasar. Se trata más bien de tener muy claro que queremos hacer algo para experimentar, en plan: “¡vamos a estampar una foto de trama a ver qué sale!”. Y a partir de allí va desarrollándose o saliendo algo. A parte, si te fijas en todo lo que hemos hecho, no seguimos un patrón. Todo suele ser bastante diferente, así que las inspiraciones también lo son.
Habéis participado en diferentes festivales de ilustración en Barcelona. ¿Cómo acoge la ciudad esta disciplina? ¿Sentís que hay actividad relevante en este campo?
Albert: Creo que está volviendo cada vez más, pero aun no se valora como en otros sitios. Cuesta que se venda, que alguien te pague por ello. Mucha gente no se da cuenta de la diferencia entre una serigrafía y un print, del cual pueden hacerse tiradas prácticamente ilimitadas, y falta un poco de cultura en este sentido.
Bea: Es una técnica poco conocida, pero como puede serlo, por ejemplo, el gravado. Es bastante compleja, y entiendo que la gente no tenga por qué conocer cómo funciona, ni cuánto has tardado en hacer una lámina, pero creo que, al final, la gente se deja guiar por la pieza final, la persona a la que le guste tampoco va a mirar cómo está hecha. Volviendo a la pregunta, es verdad que la gente está más metida en la cosa de comprar piezas para decorar o regalar, y ahora hay bastante movimiento en la ciudad.
En este sentido, me ha llamado la atención la última colaboración que habéis hecho con Kopij. Me pregunto, como observadora externa, la importancia que tiene el crear una comunidad o trabajar de forma colectiva dentro de este mundo.
Albert: La gente que hace estas cosas tiene una mentalidad similar en cuanto a entender el arte o el movimiento anti-prints, y valorar lo hecho a mano, y no tanto lo impreso. Así que siempre existen colaboraciones entre unos y otros, y es positivo para compartir errores, consejos… A la vez que para darnos a conocer. Hay que salir, cuanto más hacia fuera mejor.
Bea: Además, si tienes un taller de serigrafía, es muy difícil vivir de lo que produces. Muy poca gente puede permitírselo. Al final, es algo a lo que te dedicas porque te gusta mucho y disfrutas con ello, así que lo mejor que puedes hacer es ir compartiendo proyectos y realizar colaboraciones. Ya que no vas a vivir de esto, al menos que salgan cosas interesantes, y que seas consciente de que hay un montón de gente allí fuera haciendo lo mismo que tú.
S1ln51njbps8wddt5dlg.jpg
Gjyy2wklelxiosrbromx.jpg
Jbvqknqbvxpyaoztiqiu.jpg
Zplhp5iac6za4lfrx1om.jpg
C1l0cw9qwft1sv9tvct1.jpg
Lsoy2s7mxdtzmnktptce.jpg
O2zw0ssudol3a0sudwe1.jpg
Ygqv9vhxyqdzbukg8u9s.jpg
Vhpeu7dbjyuc5sv0mreh.jpg
Niojrpe2kaucfjaba5sp.jpg
Tanahhxj35sd17ykwfoc.jpg
Raqyigspqafth3vubc81.jpg