Pues hace un año que empecé con esta serie de ilustraciones rosas y lo que recuerdo es que estaba cansada de todo en general; estaba desmotivada, no trabajaba tampoco y aunque había cosas que me sí me hacían ilusión –como hacer ropa, por ejemplo–, me costaba bastante mantenerla. Creo que haciendo limpieza encontré unas cajas con bocetos antiguos de moda, muchas pinturas y trabajos digitales. Me acordé de los años que llevaba sin utilizar la tableta gráfica (al menos cuatro), así que compré un lápiz y empecé a desahogarme.
Elegí una paleta de colores (rosa neón, negro, blanco, amarillo y rojo), y después de muchos dibujos me choqué con este de la pareja teniendo sexo en la parte trasera de un Mustang. Y me devolvió la ilusión, me dio un propósito: el querer continuar dibujando en esta línea, y contar mis historias. No sé, volví a ilusionarme conmigo misma. Fue además terapéutico, porque cuando entendí qué estaba dibujando, me ayudó a cerrar historias, sanar heridas, y quererme más a mi misma. De vez en cuando hago algo utilizando acrílico o acuarelas pero prácticamente todo lo que hago es digitalizado.