Si eres de o vives en Barcelona, seguramente te habrás encontrado con alguno de sus carteles para mercadillos o festivales. Y si no, es posible que hayas visto su trabajo igualmente en medios como The New York Times, Wired o Le Monde. Albert Tercero es ilustrador, y las artes le vienen de familia, de cuando iba al barrio chino (ahora, el Raval) a visitar a su abuelo tallista. Apasionado de su trabajo porque se toma cada encargo como algo completamente nuevo, hoy conocemos a Albert para saber qué le inspira, motiva, y por qué tiene un proyecto en el que celebra la España quinqui de los 80.
¿Qué es lo que te apasiona del diseño gráfico? ¿Siempre supiste que era tu futuro?
Realmente me gusta mucho el diseño gráfico. Pero sinceramente no creo que mi trabajo sea puramente eso, sino más bien la ilustración. En cierto modo siempre tuve en la mente que me dedicaría a algo relacionado con las artes. Cuando era pequeño solía ir al taller de mi abuelo, él era tallista en el barrio chino de Barcelona (actualmente, el barrio del Raval). Allí empecé a interesarme por el arte y a crear cosas probando diferentes materiales y técnicas. Con el tiempo me acomodé en el dibujo. Luego, estudié en La Massana y allí conocí la ilustración como oficio.
Tus dibujos son una mezcla entre el detalle y la simplicidad, ¿por qué? ¿Piensas que así el mensaje o la acción llegan antes al espectador?
Para mí es muy importante que las imágenes tengan un nivel de exigencia visual y un mensaje claro para comunicar o acompañar. También me gustaría remarcar que si una imagen proporciona varias lecturas me resulta muy interesante. Mi identidad gráfica sigue una línea simple y directa. Creo que vivimos en una sociedad impaciente, donde el espectador busca rapidez y estética. De esta manera pretendo que mis imágenes estén en consonancia con el tiempo que vivimos.
Los colores que utilizas son planos, es decir, huyes de las sombras y de los detalles que podrían aportar un dramatismo más barroco. ¿Por qué no utilizar sombras, y hacer más uso de la línea?
A nivel visual creo que los colores planos captan la atención con más rapidez. De esta manera, el espectador no se distrae en detalles que no me resultan necesarios con el tono que empleo habitualmente. También creo que en un futuro la forma en la que aplico el color puede variar. Cualquier proyecto puede estar condicionado por su propia narrativa y en consecuencia variar el color.
Como curiosidad, me he fijado que tus dibujos se asemejan a las cartas del tarot, ¿dibujas pensando en ellas? ¿O es simplemente casualidad?
Sinceramente creo que es casualidad porque nunca me había parado a observarlas con atención, pero veo que tienen esa tensión que intento encontrar en muchas de mis imágenes.
Pese a que tus dibujos parecen, a primera vista, inocentes, siempre hay detrás un toque de crítica. ¿Qué temas te gusta tocar?
Realmente los temas son muy diversos y dependen del tipo de encargo. Creo que sería incapaz de escoger uno concreto. Esta pluralidad de temas constituye una de las cosas que más me gustan de mi oficio, que es el poder ilustrar sobre temas totalmente diferentes. Esto hace que tome cada encargo con las mismas ganas y con esa incertidumbre de no saber hacia dónde me puede llevar.
¿Piensas que al tener una estética ‘inocentona’ el mensaje cala más en el espectador?
No estoy seguro al cien por cien, ya que creo que depende mucho del proyecto y del lector. Pero podría ser porque hay una primera lectura más espontánea e ingenua.
Tus ilustraciones también tienen figuras del imaginario popular, como, por ejemplo, Homer Simpson, Michael Jordan o Freddie Krueger. ¿Han sido personajes icónicos que te han acompañado mientras crecías? ¿Cómo influye la cultura pop en tu arte?
Generalmente sí, pero no todos. Estos iconos de la cultura pop los utilizo como herramienta para intentar que susciten algo en determinadas imágenes. Creo que es mucho más sencillo de entender este ‘algo’ si utilizo elementos que sean más fáciles de interpretar para el lector. Aun así, soy consciente de que estos iconos pueden ser algo generacionales, pero intento que no dependan demasiado del bagaje cultural de cada persona.
Has trabajado con medios como el New York Times, Vice, Yorokobu, Wired, etc. ¿Qué te han aportado estos trabajos? ¿Hay alguno que te guste destacar especialmente?
A priori, lo que más me han aportado es experiencia. Me costaría destacar uno en concreto porque cada proyecto y cada medio tiene un funcionamiento y una singularidad diferente, con sus propias necesidades y enfoque. Quiero creer que a medida que ha ido pasando el tiempo he ido madurando la manera de resolverlos.
También tienes un proyecto personal: Mamá quiero ser torero, ¿de qué se trata exactamente?
Es un proyecto que ha estado en un cajón desde hace tres años y este mismo año decidí hacerle una cuenta de Instagram.
En la cuenta @mamaquierosertorero tienes casi diez mil seguidores, ¿cómo surge y cómo crece hasta hoy?
La idea original de este proyecto era retratar el apogeo de la España quinqui en los años 80. Decidí hacerlo mediante frases ilustradas que contasen todos sus códigos, tradición, delincuencia, sexo, violencia y la mala vida en general. A nivel estético me funcionaba mejor buscar una gráfica algo más taleguera/carcelaria simulando uno de esos tatuajes sucios y rotos que alguien se podría haber echo en la cárcel. En principio era un proyecto para hacer un libro sobre esa época y pretendía buscar alguna editorial, pero por ahora lo tengo pausado. Aun así, espero poder sacarlo algún día con un buen tiraje.
Finalmente, ¿qué otros proyectos tienes en mente? ¿Qué te depara en un futuro?
En un futuro espero poder seguir manteniéndome igual de activo en la ilustración y sacarme el carné de conducir (llevo mas de diez años posponiéndolo).
