Yo diría que la mayor parte de las cosas que te ofrece el mundo de la autoedición son positivas. Me gusta esa parte más experimental, ya que puedes utilizar diferentes materiales en una sola publicación, es decir, si tú publicas con una editorial es muy difícil que puedas utilizar muchos tipos de papeles, troquelados, o diferentes recursos, porque al final hacen que el objeto final se encarezca. No te digo que no haya editoriales que no lo hagan, pero es muy arriesgado para ellas, no suele ser lo común. Sin embargo, tú misma puedes hacer una tirada más pequeña invirtiendo un poco más de dinero. A la hora de publicar contenido, en mi caso, si quiero dibujar o escribir lo que me dé la gana, lo puedo hacer: no tengo que estar pensando o preocupándome si esta parte del texto quizás me la puedan eliminar, o este otro dibujo no me lo publiquen. Hago lo que me apetece y como que yo quiero, para bien o para mal. No hay censura. Eso sí, lo he de hacer todo: aparte de ser la autora, también toca ser editora, relaciones públicas, distribuidora, contable, etc. Quizás eso sea lo más tedioso y lo que menos me gusta de la autoedición. Pierdes muchísimo tiempo haciendo ese trabajo que podría invertir en dibujar.