La moda es, al mismo tiempo, su vía de escape y su arma. Sin embargo, Ahida Agirre se define a sí misma como una persona dulce y amante de lo inocente y de lo infantil. Su cefalea nerviosa ha condicionado su forma de relacionarse con el mundo y con su profesión, transformando su trabajo en algo totalmente personal y fuera de lo común. Hablamos con ella aprovechando el lanzamiento de su última colección, acerca de lo que ocurre cuando la diversión acaba.
Después de dos años en Londres, me acabo de reinstalar en Barcelona. La ciudad la encuentro un poquito diferente a cuando me fui, la verdad, estoy asimilando estos cambios todavía. Como mis inquietudes también han cambiado tras mi paso por Londres, aún estoy buscando mi sitio. Este cambio es menos duro gracias a las personas bonitas que tengo a mi alrededor: las que creen en lo que hacemos y las que me llevan a comer tarta.
Recuerdo con mucho cariño cuando Mapi Vidal me pidió prendas para una editorial para Glamour en Los Angeles, allá por 2012.
La moda es mi vía de escape, mi mundo de ilusión y fantasía (risas). Es mi herramienta de expresión, y el arma con la que defiendo mis valores y inquietudes.
En el ámbito personal sobre todo ha supuesto aislamiento, y en el profesional me afecta en la necesidad de huir del cansancio y del estrés. Me gusta prepararme las cosas con tiempo y descansar cuando toca. Mis dolores vienen de la contracción de los músculos del cuello y los hombros, y aún estoy conociendo mis límites y probando diferentes ejercicios de reeducación.
Tomar medidas en cuanto a la alimentación y la exposición al dolor realmente está dando sus frutos. Me siento menos cansada y los días son más largos y productivos. Tengo más ganas de hacer cosas y eso es justo lo que estoy haciendo.
El color siempre ha tenido un papel importante en mi trabajo. Mi primera colección partía del blanco, la segunda era gris y luego tuve mi fase pastel. Para esta colección, la que cierra un ciclo de cinco años, he querido mostrar mi lado más colorista con la combinación de tonos más vivos, como verde hierba, amarillo y púrpura. Cada color hace referencia a un elemento importante para mí, y al control del sistema nervioso.
He querido interpretar lo que es para mí la medicina natural y el control de las emociones como remedio a muchas dolencias, y el resultado ha sido esta combinación, como dices, de lo clínico y lo natural. Me gustaría que este mensaje llegase a todas aquellas personas que no creen en la medicina alternativa.
Hay que partir del hecho de que mis medios económicos son escasos o inexistentes; además, teniendo en cuenta la decisión de que esta será mi última colección, supongo que había personas que esperaban que fuera una explosión de amor. Pero a mí las modas siempre me han quitado la ilusión; la reproducción de mi trabajo y muchas artistas que trabajamos sobre colores pastel para producir kilos de ropa ha hecho que me aleje de todo ese universo. El feedback no ha sido tan positivo, pero yo estoy muy contenta, y eso es lo verdaderamente importante. Nadie tiene el derecho de decidir por ti. Ni siquiera de esperar algo de ti.
Básicamente todo mi imaginario parte de lo inofensivo y lo cute. Soy muy naif y me gustaría crear un espacio para la fantasía, ya que creo que la mayoría de personas reprimen su parte más infantil. Lo que me ayuda a mantenerme creativa, aparte de esta búsqueda de mi mundo ideal, es Tumblr. Paso horas haciendo scroll: para mí tiene el mejor archivo de imágenes.
Trabajar con personas que me conocen ha sido básico a la hora de pedir algo. En el caso de Alba, fue muy sencillo abrirme a ella y que entendiese esta sensación de aislamiento que quería mostrar. Para esta colección, John Philip Sage ha diseñado un fanzine en el que colaboran 18 artistas, todos amigos y amigas: Chus Anton, Eleanor Hardwick, Jorge de Cascante, Hanako Mimiko… Algunos de ellos sufren dolores de espalda o migraña, por lo que fue súper sencillo trabajar con todos ellos.
Yo soy diseñadora de moda y desde hace un par de años trabajo como estilista también. Lo de la fotografía es algo que uso como herramienta para crear las imágenes que me gustan, pero no soy fotógrafa: simplemente tengo una cámara analógica, como mucha otra gente. Combinar diferentes disciplinas me lleva a conocer mucha gente y a encontrar mi camino.
Quiero hacer cosas bonitas todo el rato, viajar un montón y trabajar con mucha gente.