Sus proyectos van desde fotografía a grandes performances revolucionarias como Proyecto V (de Venus), que ha ocupado varios titulares en la prensa internacional por su polémico significado. Se autoproclama el hijo de Venus a raíz de la que fue, sin saberlo, la primera performance del proyecto. Tuvo lugar en 2014 delante de la Venus de Botticelli, donde sin ningún reparo se desnudó y posó delante de ella. Una ofrenda a lo que tanto le había ofrecido a él. Una ofrenda al arte.
Adrián arregla las instalaciones de la galería Mutuo de Barcelona mientras lo observo. Verle trabajar es un arte en sí mismo. La verdad sea dicha, la relación que mantiene con el arte recuerda en cierta manera a la forma en la que la gente vive la religión. Le mueve la fe, la idealización y la convicción sobre él. Un hecho que nos transmite a través de sus acciones, que poéticas o no, no dejan indiferente a absolutamente nadie.