Siempre me he hecho álbumes de fotos clasificados por año, me gusta tener ordenado todo lo que he ido viviendo y documentando a lo largo de mi vida. Había compartido estudio con Marc Sancho (de Querida) en el pasado, y un día me propuso hacer un libro sobre paloma wool; a él le asombraba la cantidad de cosas que habíamos hecho en solo un año. El libro muestra lo ocurrido desde el 14 de abril de 2014, fecha de lanzamiento de la marca, hasta el 14 de abril de 2015 (de ahí lo de 14-14): fotografías, colaboraciones, amigos y relatos personales ordenados cronológicamente.
El arte inspira todos los movimientos de la marca. Desde el principio me interesaba crear algo más profundo que la venta de ropa, me lo imaginaba como una plataforma en la que convergieran distintas disciplinas, miradas y soportes. El arte da sentido al proyecto y se respira en cualquier lugar: en los estampados de las prendas, en las fotografías o en las colaboraciones.
Trabajar con ellas ha sido precioso. Es bonito ver cómo interpretan ellas paloma wool; han aportado su punto de vista y eso me parece lo más valioso. Son todas mujeres por casualidad, la afinidad nos ha unido.
Para las fotos de la colección no. 2, Carlota y yo queríamos pintar el estampado de las prendas en una piscina, inspiradas por una imagen de David Hockney. Al fin encontramos una abandonada, y estuvimos dos días limpiándola, tenía agua estancada y un ecosistema propio. El primer día de la operación limpieza me empezó a picar el cuello y la barriga. El segundo día fue a más. El tercer día hacíamos las fotos, y Carlota empezó a rascarse también. Cuando acabamos, nos quitamos los pantalones y nos dimos cuenta de que teníamos una ristra de picadas del culo a las rodillas. Nos fuimos a urgencias, cada una a un hospital distinto. Teníamos pulgas (risas).
De momento en mi página web, en la de Terranova y en Wer-haus.







