Para quien trabaja en la producción artística, es esencial sentirse identificado con lo que uno hace. La satisfacción viene dada por el reconocimiento, sí, pero no nos engañemos: el artista es autocrítico y en su cabeza siempre ronda la duda, ¿este trabajo me representa? Coco Dávez está convencida de plasmar su esencia en cada trazo. Esta vez gracias a Pepe Jeans y su Custom Studio ha podido darle un toque único a una de las prendas denim de la marca. Del lienzo al peto, Coco es el ejemplo de que la realidad de uno mismo se refleja en todas sus creaciones.
Te llamas Valeria, pero firmas tus obras con el seudónimo Coco Dávez. ¿De dónde viene y porqué utilizas un nombre artístico?
Coco Dávez surge por una invención a los 15 años que sirve de nombre para lo que sería fotolog y myspace, y ya se queda instalado en las redes sociales, por lo que no había retorno a mi nombre real.
Tu sello como ilustradora está marcado en gran parte por el universo de retratos que has ido creando. ¿De dónde sale esa curiosidad y esa sensibilidad para captar la esencia de cada personaje?
Siempre me he movido en el campo de los retratos. En todas las técnicas que he ido tocando siempre he retratado a personas, pero es con Faceless donde por un error surge el gran juego de mostrar a los personajes sin rostro y hacer que el espectador los reconozca. La idea me motivaba para estudiar bien a los elegidos, y plasmar su esencia con cuatro colores y formas un tanto primitivas.
¿Tienes una rutina creativa o rituales de trabajo?
Desde hace algún tiempo intento mantener la rutina del trabajo en el estudio. Creo que es importante, en mi caso por salud mental y buena organización.
¿Se puede entender a Coco Dávez sin el uso del color?
A día de hoy no. Años atrás trabajé en blanco y negro en repetidas ocasiones y creo que es la razón por la que no llegaba a disfrutar ni a sentirme identificada con lo que hacía.
¿Cómo es retratarse a uno mismo?
Pues un ejercicio bastante divertido, es hacer el estudio que hago con mis iconos artísticos que forman parte de la serie Faceless pero con uno mismo. Sacar lo que crees que más te representa a veces es una idea mental, pero es un proceso bastante interesante.
Precisamente en este proyecto retratas iconos que forman parte del imaginario colectivo. En obras como esta vemos la importancia de nutrirse de otros ámbitos creativos y abandonar el encasillamiento. ¿Estás de acuerdo?
Totalmente. Creo que todo aporta algo interesante, viajar, leer, escuchar música, ir al cine o a una exposición, todo aporta algo, por pequeño que sea. A veces abre puertas y otras simplemente te ayuda a avanzar un poco más hacia aquello que buscas. Es esencial nutrirse.
La ilustración es un campo práctico, pragmático y utilitario que da pie a la colaboración con muchas disciplinas y con marcas. ¿Cómo te sentiste la primera vez que tus proyectos fueron expuestos en una galería?
Muy ilusionada pero sobre todo muy agradecida. La primera vez que una galería quiso exponerme en solitario fue en el año 2011 en Lisboa, Pickpocket Gallery; faltaban pocos días para mi cumpleaños y fue el mejor de los regalos. Me encontraba en un país extranjero y yo apenas llevaba un año en la profesión. Fue la primera vez que sentí lo que aún sigo sintiendo, ese miedo a que no venga nadie, y fue increíble ver a todas esas personas a las que no conocía dándome la enhorabuena, fue muy bonito.
Cuéntanos un secreto sobre tu proyecto editorial que saldrá a la luz en unos meses de la mano de la editorial Lunwerg.
Va a ser una autobiografía ilustrada compuesta de diferentes elementos.
¿Qué ha sido lo mejor de personalizar el peto de Pepe Jeans en su Custom Studio y qué crees que aporta la customización a una prenda?
Adoro los petos, es de mis prendas favoritas. Nunca había customizado uno y me pareció genial, la customización le da ese toque único a esa prenda que está al alcance de todos.
Un sueño, un secreto y un miedo.
Un sueño, poder viajar pronto a L.A; un secreto, mi sueño frustrado: cantar; un miedo, las alitas de pollo para comer.