Cristina Junquero creció rodeada de joyas e imaginario religioso, y, actualmente, se ha apropiado de su pasado y juega con él. No solamente le resta un sentido que va más allá de lo etéreo, sino que Cristina ha creado, para su nueva colección Otoño/Invierno 2017, piezas hechas a mano que son la reinterpretación de aquello con lo que vivió, transformándolo por completo y aportándole la contemporaneidad que le faltaba.
Trabajados a mano con oro y plata, y fundidos en prototipos de cera que ella misma personaliza, estas nuevas piezas que la joyera nos presenta denotan una especie de juego ante la religiosidad que incumbe a la orfebrería en Andalucía, donde es típico darle mucho significado a pequeñas piezas de joyería que pueden pasar de generación en generación. Como lo puede ser también su trabajo, pues viniendo de una generación de joyeros, Cristina Junquero se reinventa no solamente a sí misma, sino también a su oficio.
Cuando hablamos de las piezas que Cristina crea, no podemos evitar hablar de la reinterpretación de una joyería clásica y religiosa; de un juego de improvisación que se divierte con aquello etéreo que acompañó a la gaditana durante su infancia en algo que la representa, tanto a ella como a la persona que decide llevar sus diseños.
Y esta nueva colección se nos abre paso como una visión en un campo de trigo. De hecho, el vídeo –ideado por Sau Poler– para la nueva colección Otoño/Invierno 2017 nos muestra una modelo vestida de malva y tonos rojos con unas piezas de oro –como pueden ser unos pendientes en forma de asterisco u ondas, anillos con esferas relativamente grandes y grabados con palabras como ‘Fe’ o cadenas con pequeñas chapas que nos recuerdan a las que llevaban nuestras abuelas.
Porque Cristina Junquero habla sobre eso, sobre apropiarse de un imaginario con el que crecimos, que tiene muchísimo significado, y hacerlo propio; coger todo lo que está en antaño y jugar con ello para no solamente crear un estilo novedoso y contemporáneo, sino una estética potente que, pese a sus imperfecciones, define a la perfección este nuevo movimiento joven que no se conforma con el pasado y lo hace suyo.
Cuando hablamos de las piezas que Cristina crea, no podemos evitar hablar de la reinterpretación de una joyería clásica y religiosa; de un juego de improvisación que se divierte con aquello etéreo que acompañó a la gaditana durante su infancia en algo que la representa, tanto a ella como a la persona que decide llevar sus diseños.
Y esta nueva colección se nos abre paso como una visión en un campo de trigo. De hecho, el vídeo –ideado por Sau Poler– para la nueva colección Otoño/Invierno 2017 nos muestra una modelo vestida de malva y tonos rojos con unas piezas de oro –como pueden ser unos pendientes en forma de asterisco u ondas, anillos con esferas relativamente grandes y grabados con palabras como ‘Fe’ o cadenas con pequeñas chapas que nos recuerdan a las que llevaban nuestras abuelas.
Porque Cristina Junquero habla sobre eso, sobre apropiarse de un imaginario con el que crecimos, que tiene muchísimo significado, y hacerlo propio; coger todo lo que está en antaño y jugar con ello para no solamente crear un estilo novedoso y contemporáneo, sino una estética potente que, pese a sus imperfecciones, define a la perfección este nuevo movimiento joven que no se conforma con el pasado y lo hace suyo.