La exhibición celebra el 60 aniversario del primer desfile de moda de Yves Saint Laurent (29 enero 1962), cuando el diseñador tenía 26 años. Siguiendo esa perspectiva, el proyecto expositivo contempla la producción creativa de YSL atravesada por diferentes culturas y temporalidades.
En el Centro Pompidou se aborda la obra de YSL como la de un artista profundamente arraigado en su tiempo y como testigo de la evolución de la creación artística en el siglo XX. A lo largo de la exposición –que más bien parece un pretexto para desempolvar piezas del depósito de este museo de arte moderno–, se descubren cuatro o cinco looks del diseñador junto a grandes obras de Piet Mondrian, Henri Matisse, Sonia y Robert Delaunay o Pablo Picasso.
Es precisamente Picasso quien ocupa un lugar especial en la trayectoria del diseñador, como demuestran los guiños a sus pinturas que alberga el Museo Nacional Picasso-París. En el Salón Júpiter se reúnen algunas de las piezas de YSL en contrapunto con los cuadros del artista español que las inspiraron. Fascinado por Picasso, YSL le rindió tributo en varios momentos de su carrera. Sus periodos Picasso conforman unos de los episodios más aplaudidos y explícitos de esta relectura de la historia del arte que recorre toda su andadura profesional. En 1979, YSL dedicó su colección de otoño-invierno al pintor.