Hasta el 21 de febrero de 2021, el CCCB de Barcelona acoge William Kentridge. Lo que no está dibujado, una gran retrospectiva con algunas de las obras más emblemáticas del artista sudafricano. Películas de dibujos, tapices y una instalación audiovisual que se convierten en un espacio de reflexión sobre los restos del poscolonialismo y la forma en la que convivían los supervivientes y los poderosos en su país natal, marcado por el Apartheid.
El artista William Kentridge (Johannesburgo, 1955) desde los años 90 ha exhibido sus dibujos dinámicos y películas en galerías y museos de todo el mundo, además de dirigir producciones de teatro y ópera. La exposición William Kentridge. Lo que no está dibujado es una ampliación de William Kentridge: If We Ever Get to Heaven (2015) y William Kentridge: Ten Drawings for Projection (2019), presentadas en el Eye Filmmuseum de Ámsterdam, cuyo comisario, Jaap Guldemond, es el mismo que ha hecho posible que el CCCB luzca orgulloso algunas de las obras más representativas del artista.
Las once películas de la serie de animación artesanal Drawing for Projection, nueve tapices de lana de cabra de gran formato, siete dibujos sobre el proceso creativo de los films y la inmensa instalación audiovisual de teatro de sombras More Sweetly Play the Dance (en el CCCB hasta el 17 de enero) serán las protagonistas de la exposición individual.
Para entender un poco más de qué trata, Drawings for Projection es una serie de películas que el artista empezó en 1989 para crear una conexión entre el panorama artístico contemporáneo, los traumas vividos en Sudáfrica y la búsqueda de nuevos lenguajes expresivos. “No he intentado nunca ilustrar el Apartheid pero, en efecto, la sociedad traumatizada que resultó ha generado y alimentado estas películas y estos dibujos. Me interesa un arte político, es decir, un arte de ambigüedad, de contradicción, de gestos incompletos y de finales inciertos” asegura el artista. Además, con la técnica artesanal un tanto primitiva (dibujar, borrar y volver a dibujar en carbón y pasteles sobre el papel) consigue dar una sensación de heridas abiertas e imágenes en movimiento que no deben quedar en el olvido. Y con la ayuda del compositor Philip Miller, ha puesto música a la mayor parte piezas de esta serie.
Por otro lado, ubicada en la segunda planta, More Sweetly Play the Dance (2015) es una instalación en movimiento formada por ocho pantallas y casi cuarenta metros de largo donde aparecen imágenes del proceso de un ritual o una danza medieval de la muerte inspirada en el mito de la caverna de Platón y en los intentos de escapar de la guerra y el hambre. El teatro de sombras, el sonido de la African Immanuel Essemblies Brass Band y la bailarina Dada Masilo colaboran con la esencia que quiere transmitir la impactante obra, de quince minutos de duración.
Con esta exposición dedicada a una de las figuras del arte contemporáneos más destacadas en la escena internacional, el CCCB arranca otra vez con la temporada artística, cuyo calendario se ha visto afectado por la pandemia global. Una oportunidad única para ver y, sobre todo, vivir y experimentar, algunas de las obras que han marcado un antes y un después en el panorama artístico africano.
Las once películas de la serie de animación artesanal Drawing for Projection, nueve tapices de lana de cabra de gran formato, siete dibujos sobre el proceso creativo de los films y la inmensa instalación audiovisual de teatro de sombras More Sweetly Play the Dance (en el CCCB hasta el 17 de enero) serán las protagonistas de la exposición individual.
Para entender un poco más de qué trata, Drawings for Projection es una serie de películas que el artista empezó en 1989 para crear una conexión entre el panorama artístico contemporáneo, los traumas vividos en Sudáfrica y la búsqueda de nuevos lenguajes expresivos. “No he intentado nunca ilustrar el Apartheid pero, en efecto, la sociedad traumatizada que resultó ha generado y alimentado estas películas y estos dibujos. Me interesa un arte político, es decir, un arte de ambigüedad, de contradicción, de gestos incompletos y de finales inciertos” asegura el artista. Además, con la técnica artesanal un tanto primitiva (dibujar, borrar y volver a dibujar en carbón y pasteles sobre el papel) consigue dar una sensación de heridas abiertas e imágenes en movimiento que no deben quedar en el olvido. Y con la ayuda del compositor Philip Miller, ha puesto música a la mayor parte piezas de esta serie.
Por otro lado, ubicada en la segunda planta, More Sweetly Play the Dance (2015) es una instalación en movimiento formada por ocho pantallas y casi cuarenta metros de largo donde aparecen imágenes del proceso de un ritual o una danza medieval de la muerte inspirada en el mito de la caverna de Platón y en los intentos de escapar de la guerra y el hambre. El teatro de sombras, el sonido de la African Immanuel Essemblies Brass Band y la bailarina Dada Masilo colaboran con la esencia que quiere transmitir la impactante obra, de quince minutos de duración.
Con esta exposición dedicada a una de las figuras del arte contemporáneos más destacadas en la escena internacional, el CCCB arranca otra vez con la temporada artística, cuyo calendario se ha visto afectado por la pandemia global. Una oportunidad única para ver y, sobre todo, vivir y experimentar, algunas de las obras que han marcado un antes y un después en el panorama artístico africano.
La exposición William Kentridge. Lo que no está dibujado se puede visitar hasta el próximo 21 de febrero de 2021 en el CCCB, carrer de Montalegre, 5, Barcelona.