Un año después de su muerte en una residencia de ancianos de Chicago, John Maloof, un agente inmobiliario, compró por casualidad una caja de negativos de las fotografías de Vivian Maier. Buscaba para su libro de historia sobre Chicago imágenes de la ciudad y por este motivo se encontraba en la casa de subastas. Al conocer las imágenes, Maloof decide aparcar su proyecto del libro de historia y abrir un blog para publicar la obra de Maier, el cual comienza a tener un tremendo éxito. Cada vez más obsesionado con estas fotografías y su calidad decide juntar todo su trabajo y comienza a comprar otros lotes de negativos que más personas había adquirido. De esta manera, logró reunir más de 120.000 negativos.
Tal y como explica Anne Morin, comisaria de esta exposición, el fenómeno Maier consta de tres fases: la realización de las fotografías, el descubrimiento por parte de Maloof y, una tercera y decisiva, la singularidad de su personalidad. Maloof también fue consciente de que conocer su historia era necesario para completar este hallazgo. Así que más tarde, y gracias a un obituario que encuentra en internet, Maloof es capaz de averiguar sobre la vida de Maier y escribir su historia junto a las de Cartier Bresson, Walker Evans, Doisneau, Robert Frank o Helen Levitt.