Entre la incesante actividad de Ciudad de México, la comisaria y escritora Sam Ozer destaca por presentar una nueva iniciativa artística: la primera edición del festival TONO. Tras una semana de presentaciones, instalaciones, charlas y performances, hoy arranca la segunda mitad del festival, cuya programación se extiende hasta el próximo 30 de abril, y que incluye obras de artistas como Arthur Jafa, Cecilia Bengolea, Naomi Rincón Gallardo, Luiz Roque y Meriem Bennani.
“TONO se desarrolló orgánicamente a partir de conversaciones con artistas y otros comisarios y programadores de la ciudad” nos cuenta Ozer, fundadora del festival. El germen fueron dos programas anteriores, uno de proyecciones en la galería Nordenhake y otro de performances en Ex Teresa Arte Actual. “Después de reflexionar, sentí que había hambre de más programas de este tipo en la ciudad y empecé a hablar con colegas de museos para ver si estaban interesados en colaborar en algo más grande”. Y ese algo se ha materializado en un evento de dos semanas. Ahí es nada.

Y a todo esto, ¿de qué va TONO? La primera edición del festival tiene el ritmo como hilo conductor, un tema muy ligado a la sociedad contemporánea, que no para de replantearse la velocidad a la que avanza o a la que se crean y consumen contenidos, por ejemplo. Además, TONO se centra en prácticas artísticas generalmente efímeras: performance, danza, música en vivo y videoarte. Y es que, aunque vayamos a un ritmo hiperacelerado, las obras efímeras tienen “un elemento de atención que requiere más tiempo que, por ejemplo, una pintura o una escultura”, defiende Ozer. “En la galería, aunque te encante un cuadro o una escultura, a menudo te sientas frente a ellos durante unos segundos (por supuesto, para algunas personas es más tiempo); sin embargo, con la obra basada en el tiempo es totalmente diferente”.

Como en la diversidad reside la belleza, la fundadora y directora artística ha incluido una gran variedad de puntos de vista. “Tiendo a inclinarme por las obras que tienen un fuerte sentido del ritmo, la tonalidad y, en el caso del vídeo, una gran partitura o banda sonora, así que decidí utilizar esto como punto de referencia para hilvanar las obras”, nos cuenta.
De entre todas las propuestas, destacamos solo algunas. Para empezar, la exposición colectiva en Casa Margarita, que cumple la función de “cuartel general”, como nos dice Ozer, y de la que destaca: “será nuestra ‘casa del vídeo’, con el mayor número de instalaciones. Aquí tendremos amplios asientos en las galerías y charlas los fines de semana para que el público pueda hablar directamente con los artistas”. Entre los que destacan, hay obras de Meriem Bennani, Jacolby Satterwhite, Paloma Contreras Lomas, Garush Melkonyan, Diane Severin Nguyen o Ian Duclos & Alonso Leon-Velarde.

El martes 25 y el jueves 28, el Centro de Cultura Digital se suma con una propuesta titulada Watch & Chill 3.0: Streaming Suspense. De 18h a 21h, se proyectarán obras que experimentan con la psique de lo extraño, la anormalidad, el cambio de forma, los cuerpos mutables y otras implicaciones actuales. Entre los artistas participantes encontramos a Pia Borg, Kwon Hayoung, Luiz Roque, Cécile B. Evans y Song Sanghee. Además, el propio Centro de Cultura Digital también acoge la instalación 4Rooms de Agata Ingarden.

Para los amantes de la danza y la performance, hay varias. El miércoles 26, en Ex Teresa Actual Arte, la obra Dorje de Diego Vega Solorza, una pieza de danza contemporánea “que habla sobre lo ritual y lo cíclico”. Y el jueves 27, la performance Synthetic Opus en el Museo Nacional de Arte, una obra que deconstruye el concepto de himno, a cargo de Lotte Andersen, Naima Karlsson, Alonso Leon-Velarde, Max Manzano, y músicos de jazz de Ciudad de México.
Y como broche de oro, una ópera del sello Naafi e interpretada por La Bruja de Texcoco, Atlacoya: Agua Triste del Lago de Texcocos. La pieza, que se representará el sábado 29, “sigue a Chalchiuhtlicue, unx diosx de género fluido, mientras seduce y posteriormente tortura al arquitecto del Museo Nacional de Antropología por secuestrar el Monolito de Tláloc”. Una obra que reflexiona sobre lo binario, las políticas del poder, y el Estado, a la que seguirán DJ sets de Mexican Jihad, Lao y otro invitado especial.

En un panorama cultural que todavía cojea para recuperarse de las consecuencias de la pandemia, TONO también cumple como elemento de cohesión social, favorece el diálogo público, y descubre artistas y obras al público mexicano. “Espero que la gente quiera pasar tiempo en las instalaciones, en las performances, en las fiestas, en las charlas, etc., y quiera quedarse con la obra e incluso volver a ella”, dice Ozer. “Hay mucho que ganar al reunirse, y me entusiasman los diferentes ritmos en los que esto sucederá: desde una ópera contemporánea con el sello techno Naafi, hasta el vídeo de Cecilia Bengolea que analiza las comunidades dancehall, el vídeo de Santiago Gómez que reúne imágenes en línea de neoperreo y el vídeo de Arthur Jafa que recopila imágenes encontradas de servicios religiosos de negros estadounidenses”.

Grandes nombres nacionales e internacionales, varios centros artísticos coordinados bajo un mismo objetivo, y un programa rico y variado. TONO es, en su primera edición, uno de los festivales más prometedores de la ciudad. Como concluye Ozer: “La escena artística de Ciudad de México es increíblemente fuerte y expansiva y me entusiasma que TONO forme parte de ella”.
El festival TONO de Ciudad de México se celebra hasta el día 30 de abril.
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