Esta serie, que se presenta de forma inédita en Barcelona hasta el 15 de diciembre, surgió a partir de impactantes observaciones que marcaron el viaje de los fotógrafos. Entre ellas, los animales embalsamados que abundaban en cada restaurante al que iban –mientras que no vieron a uno solo de vivo en el bosque; o tener que apagar un incendio en un valle porque alguien se había dejado una fogata encendida; o también, ver cómo miles de árboles eran cortados por los lugareños semanalmente de forma ilegal.
Al presenciar estas y otras intrusiones en la naturaleza, Synchrodogs decidieron tomar la iniciativa y hacer lo que mejor se les da: fotografiar. A través de sus nuevas imágenes, invitan al espectador a reflexionar sobre lo mucho que alteramos el medio ambiente, pero también, cuánto nos afecta a nosotros mismos el hecho de alterar nuestro alrededor. ¿O a caso creemos que aunque cambiemos todo lo que nos rodea nosotros seguiremos igual?
Para fomentar el respeto hacia la naturaleza así como la educación basada en el respeto, Tania y Roman han cogido sus cámaras y han creado esta serie, para la que hicieron instalaciones efímeras en el bosque, que luego inmortalizaron –también con sus característicos desnudos, claro está. Así, al ver cómo todo puede desaparecer o ser destruido, los espectadores tomamos conciencia de lo grave (e irrevocable) que es el problema y creamos a una conexión emocional más fuerte.
Paralelamente, en el Lado B de Haimney, la artista multidisciplinar
Indra Zabala presenta parte de su mundo interior, que conecta su pasado con su presente. Indra utiliza diversas disciplinas para transmitir sus ideas, como la fotografía, el video, la performance o el dibujo, y se inspira en la vida real, en lo que sucede a su alrededor y el que le hace cuestionarse la vida.