Los equipos creativos de ambas marcas han trabajado codo con codo en esta colección compuesta por seis relojes, cinco de los cuales están dedicados a varias ciudades del mundo –Berna, Tokio, Londres, París y Nueva York–, y un último pensado como más global, el Big Bold Bape the World, que las une a todas (y nos une a todos). Como indica Gonzalo, los ADNs de las marcas son “muy diferentes pero complementarios”, y si esta unión ha salido tan bien es porque comparten valores como “la provocación positiva, las ganas de pasárnoslo bien, y de ser adelantados a nuestro tiempo en lo que se refiere a diseño.”
El evento de presentación, que ha empezado en Roppongi Hills, ha celebrado el espíritu global, aventurero e incluso pirata de Swatch –“piratas en el sentido de que nos gusta mucho hacer las cosas de otra manera, diferente”, aclara. Primero, gran revelación de la mano de Gonzalo de Cevallos y Billy Choi (CEO de Bape) de dos de los modelos de la colaboración: el de Berna como ciudad representativa de Swatch, y el de Tokio como ciudad de Bape. El primero, de esfera y correa negras con detalles azules oscuros, elegante y sobrio. El segundo, dominado por el estampado de camuflaje verde, más atrevido y vistoso.
Además, cada reloj está lleno de detalles –que es donde reside la excelencia y donde se demuestran el mimo y el cuidado con el que se hacen las cosas–, como la manecilla de la hora, cuya punta es una cabeza de mono (el logo de Bape). O en el modelo global, donde hay escritas las fechas 1983 y 1993, marcando los nacimientos de Swatch y Bape respectivamente, en celebración a la joven pero distinguida trayectoria de ambos. O en el modelo de Berna, donde los números 8 y 3 de la esfera se resaltan en rojo, también en homenaje al año en que Swatch llegó al mundo (en el de Tokyo, Londres y Nueva York, se resaltan el 9 y el 3).