Valencia rinde homenaje a Sigfrido Martín Begué, un artista singular que consiguió traspasar el mundo de la pintura con un lenguaje totalmente personal, cargado de humor y fácil compresión que le hizo acercarse a todo tipo de públicos. Ahora una exposición recoge parte del legado valenciano que dejó y que le hizo tan conocido en la costa mediterránea.
Sigfrido es recordado como el artista que dibujaba pinochos cada vez que su obra se lo permitía. Puede que ese fuera el motivo por el que sus creaciones siempre tuvieron ese toque humorístico, porque veía la realidad desde un ángulo totalmente diferente.
Pero a veces dibujaba sobre un fondo ya creado, quizá con la expectativa de fabricar críticas. Martín Begué tuvo una gran formación en literatura, música, vanguardias o mitologías clásicas y contemporáneas y estuvo directamente vinculado a la movida madrileña, conocido por ello como “el pintor de la movida”.
Su pintura está calificada como conceptual y alegórica por estar repleta de ciertas alusiones enigmáticas pero siempre desde una óptica narrativa. Begué no concebía el arte de otra forma que no fuera una historia que contar a los demás y de fácil lectura. Pero además de vislumbrar su mundo presente de esta forma, Sigfrido le daba gran importancia al futuro de la pintura contemporánea siempre desde una perspectiva optimista, tratando de concebir este arte como símbolo imprescindible del desarrollo cultural. Fue pintor pero se movió en ese mundo artístico que sólo se mueven los que poseen un talento que abarca todas las artes: pintura, arquitectura, diseñador de muebles o escenografías y hasta de una Falla, que fue posiblemente lo que más hizo sacar ese lado valenciano al artista polifacético.
El centro Fundación Chirivella Soriano en Valencia rinde homenaje al artista madrileño con una exposición hasta el próximo 2 de junio titulada ‘Sigfrido Martín Begué, el lado valenciano’.
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