Mientras los medios de comunicación de París promulgan sin cesar el hechizo Basquiat (expos en la Fundación Louis Vuitton y en la Filarmónica) y las masas sucumben al embrujo mediático, ocho mujeres colman la programación de varios museos principales de la ciudad sin necesidad de artificios banales para atraer al visitante. Aquí no hay bombas de humo que nublen el discernimiento. Hemos ido a todas esas retrospectivas o solo exhibitions y no sabemos cuál nos ha gustado más.
Miriam Cahn presenta Ma pensée sérielle hasta el 14 de mayo en el Palais de Tokyo. En el trabajo de esta pintora feminista suiza, el cuerpo, el espacio y el tiempo dominan su amplio repertorio artístico. Su obra es un lugar de resistencia y disidencia individual, de denuncia de la humillación y la violencia.
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Miriam Cahn
No hay que dejarse engañar por la primera impresión de sus figuras fantasmales casi espectros de colorido explosivo. Durante tres décadas, su trabajo ha sido una caja de resonancia de los conflictos bélicos contemporáneos y su cobertura mediática, de la protesta antinuclear y de los cambios geopolíticos que han forzado a emigrar a Europa a miles de personas de Asia Occidental y África.
Las piezas están colgadas sin marco, desprotegidas, como cuerpos indefensos, en estado de fragilidad, inacabadas o incluso esparcidas por el suelo. En sus trabajos más recientes Cahn denuncia las violaciones que sufren las mujeres en el marco de la guerra de Ucrania y que los medios silencian.
Indisociable de la historia del surrealismo, Montmartre es el barrio que los surrealistas recorrieron, vivieron y soñaron. Por ello no es de extrañar que el Museo de Montmartre dedique una exposición a las artistas y poetisas surrealistas, pues el barrio también fue un punto de referencia para ellas. Hasta el 10 de septiembre este museo acoge la muestra ¿Surrealismo en femenino?
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¿Surrealismo en femenino?
Esta exposición es, en realidad, un inventario no exhaustivo de una cincuentena de artistas y poetas –Leonora Carrington, Meret Oppenheim, Lee Miller, Dorothea Tanning, Suzanne Van Damme, Valentine Hugo, Dora Maar...– cuyas creaciones, fechadas entre 1930 y 2000, rebasan la disolución del grupo surrealista en 1969. Estas mujeres artistas abrazaron el surrealismo por su libertad y por su marco de expresión y creatividad, que no tenía equivalente en los demás movimientos de vanguardia de la época.

Homenaje a la escultora Germaine Richier
, la retrospectiva del Centre Pompidou estará disponible hasta el 12 de junio. Exponente de la escultura moderna promovida por Auguste Rodin, Germaine Richier se afirmó como profundamente original y radical en poco más de 25 años, desde la década de 1930 hasta su temprana muerte en 1959.
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Germaine Richier
La exposición transita por los grandes temas que alimentaron su práctica escultórica: lo humano, lo animal, los mitos... Richier revitalizó la figura, forjando nuevas imágenes de hombres y mujeres después de la Segunda Guerra Mundial. Sus esculturas perecen una fusión entre las piezas de Rodin y las de Alberto Giacometti. Su versión de Cristo crucificado, a pesar de las críticas feroces que recibió en su momento, es sencillamente una genialidad irrepetible.
Hasta el 21 de mayo, el MEP (Maison Européenne de la Photographie de Paris) dedica una retrospectiva a Zanele Muholi, fotógrafa y activista sudafricana cuya obra documenta la vida de la comunidad negra LGBTQIA+. Zanele Muholi se define a sí misma como “activista visual” y utiliza la cámara como herramienta contra la injusticia. Su serie Brave Beauties sobre concursos de belleza queer desafían los estereotipos queer y transfóbicos y el estigma de la vergüenza corporal.
“Mi misión es reescribir una historia visual queer y trans negra de Sudáfrica, para concienciar sobre nuestra resistencia y existencia en pleno auge de los crímenes de odio en nuestro país y en otros lugares”, afirma la artista. La exposición recorre la trayectoria artística de Zanele Muholi a través de algunos de sus proyectos fotográficos célebres. Muholi trata de poner en evidencia en el sentido más estricto de la palabra a las personas queer y racializadas, al tiempo que cuestiona los estereotipos y las representaciones dominantes asociadas a ellas.

Voyage vers l’intérieur
–hasta el 16 de julio– es el título de la retrospectiva que el Museo de Arte Moderno de París ha preparado sobre la artista noruega Anna-Eva Bergman (1909-1987). La obra plástica de esta figura clave de la pintura de posguerra, artista libre y visionaria es una poderosa celebración de la belleza de la naturaleza, de los paisajes del norte y del Mediterráneo.
Anna-Eva Bergman sigue estando insuficientemente reconocida en Europa. Su singular lenguaje pictórico se basa en un vocabulario de formas puras y de elementos escasos. La riqueza de las técnicas plásticas utilizadas por Bergman y el uso muy específico de un material –el pan de metal, ya sea de oro, plata, aluminio, estaño, cobre, plomo o bismuto– se han convertido en su signo distintivo.
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Anna-Eva Bergman

Black is Beautiful
es la exposición que el Museo Picasso de París consagra hasta el 2 de julio a Faith Ringgold, figura ineludible del arte feminista estadounidense. Sus obras muestran las luchas, a menudo violentas, por los derechos civiles de la comunidad afroestadounidense. Desde sus primeras obras a principios de los años sesenta, Ringgold ha sido testigo de las conflictivas relaciones raciales en Estados Unidos y ha trabajado para crear un arte afroamericano con identidad propia.
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Faith Ringgold
Combinando modernidad y tradiciones vernáculas, textos e imágenes, su obra –radical y popular– desarrolla un original arte pictórico y textil. En la muestra destacan la pintura C’est l’Amérique, en la que la artista plasma la cara más violenta de Estados Unidos y su irracional facilidad para adquirir y usar armas de fuego; y el tapiz inspirado en Las señoritas de Aviñón de Picasso, en el que Ringgold ha insertado a modo irónico y reivindicativo una mujer negra.
Joana Vasconcelos expone hasta el 3 de septiembre su instalación Árbol de vida en el Château de Vincennes. Creado especialmente para la Sainte-Chapelle de este castillo, este árbol mide trece metros de altura y sus casi cien mil hojas negras, rojas y doradas fueron bordadas y tejidas a mano por Vasconcelos y su equipo durante los distintos confinamientos de la pandemia del Covid.
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Joana Vasconcelos
La artista portuguesa se inspiró en la historia del lugar (residencia de la reina Catalina de Medici que mandó plantar en el parque del Castillo de Vincennes tres mil olmos) y también se hace eco de la figura mitológica femenina de Dafne, que se transforma en árbol para escapar de Apolo.
“La musa inspiradora de este árbol es la figura mitológica de Dafne. Lo que quise crear para esta pieza es la culminación de esa transformación: el laurel en que se ha convertido Dafne. Para ser fiel a su belleza, está cuidadosamente bordado y brilla con luz propia. Este árbol es el resultado de afirmar la vida más allá de la pandemia de Covid-19”, explica Vasconcelos.
Otras propuestas como la expo de Sarah Bernhardt en el Petit Palais –en tanto que pintora y escultora y no como mera musa–, la muestra de Françoise Pétrovitch, que explora el romanticismo en el arte contemporáneo en el Museo de la Vida Romántica, y la serie de fotos Travailler fatigue, de Aude Carleton, dispuesta al aire libre en el jardín de Espejos del parque de La Villette, completan este tour.
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Faith Ringgold
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Faith Ringgold
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Germaine Richier
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Miriam Cahn
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Miriam Cahn
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Miriam Cahn