Pinturas blandas convertidas en mutaciones orgánicas, figuras corporeizadas y un deseo de transmitir aquello suntuoso que nace del interior; Venus atómica conforma la última exhibición de la artista y pintora mexicana Nicole Chaput, quien se adentra en un imaginario representativo del cuerpo femenino desde la pintura, a través de prácticas artísticas que combinan técnicas diversas junto a texturas quirúrgicas, accesorios o cosméticos. Expuesta en la galería de arte Karen Huber de Ciudad de México hasta el próximo mes de enero, su vívida obra nos permite indagar en la representación de la figura femenina, inspirada en las distinguidas estatuillas paleolíticas.
Cada obra de Chaput porta su propia voluntad, pudiendo incluso traspasar los límites de aquello que es definido como racional. En las pinturas que encontramos en su muestra se reinterpretan las siluetas femeninas, aportando una mirada extraordinaria sobre aquellos deseos y sentimientos que han conseguido obtener una forma material ideal, rehusando de una apariencia exterior superficial simple para contentar la mirada que los demás fijan en nosotras, y así poder abrazar y cuidar el cuerpo interior.

Cuerpos de anatomía femenina cuyas mutaciones orgánicas se convierten en una habilidad para sobrevivir y adaptarse a unos espacios adversos; “Como ocurre con las perlas, cuya inesperada forma de capas nacaradas crea el molusco como mecanismo de defensa, los cuerpos pictóricos de Chaput han generado su forma propia guiados por su deseo de existir en la fortaleza de la anomalía”, así lo describe Roselin Rodriguez Espinosa, comisaria de la exposición.

En su característico universo creativo, Chaput se inspira en el cine experimental de posguerra, remitiendo a películas como Daisies o The Brood, donde criaturas y mutaciones femeninas son las protagonistas. De igual manera, la artista también utiliza de forma recurrente elementos que se encuentran en el océano, desde los coloridos corales hasta las estrellas emplumadas. También podemos observar una sensibilidad gótica que nos recuerda al diseñador Alexander McQueen con Jack the Ripper Stalks his Victim (1992), una colección cuyas piezas imitan la piel humana con ensangrentada y Voss (2010), donde utiliza materiales orgánicos como flores o almejas.

La muestra es una propuesta diferente e innovadora sobre un hipotético universo del cuerpo femenino y sus historias, alejada de la tradicional mirada masculina y concebida desde la pintura. En la exposición, la artista mexicana ofrece la oportunidad de abrir un diálogo necesario en la actualidad acerca de transformar nuestra relación con las imágenes de los cuerpos, emanando sus piezas como médiums sabios y psíquicos, deidades matriarcales que se asemejan a las venus anatómicas, que nos muestran que hay una fuerza e intensa energía que se encuentra en el interior.
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