El despliegue de medios de Driftmachine, proyecto de electrónica modular con visuales en vivo, demuestra que artesanía y tecnología no están reñidos. Cuatro bancos de sintetizadores modulares y miles de cables conformaban su artillería y con paciencia creaban desarrollos largos para construir temas que estallaban en pasajes tensos pero siempre elegantes. Si Driftmachine conectaban con algo terrestre y eléctrico, Aïsha Devi cerró el Experience con un set alienígena y delicado. A su vez, desde muy temprano, los asistentes podían participar en la instalación interactiva Light Notes. En un mundo hiperconectado, donde la interactividad tiene un peso enorme, el proyecto demostraba las capacidades de comunicación entre los seres humanos gracias a la música. Volver al juego, crear comunidad desde la creatividad.
La edición terminaba el sábado a partir de medianoche en Apolo. Marc Piñol dio inicio a una larga noche donde Actress, con una calma telúrica, reafirmó la necesidad de propuestas de baile fragmentado e inteligente. Sus visuales nos transportaban a mundos digitales subacuáticos y los pilares instalados sobre el escenario formaban un altar de luz entorno a su figura.
Bjarki y Dasha Rush pondrían el broche a una edición plagada de buenos recuerdos y un ambiente apasionado donde descubrir con los sentidos arriesgadas propuestas digitales, poderosas herramientas que conectan a los seres humanos a través de las emociones. Emociones comunes y universales.