Año tras año lo presencial se encuentra con lo digital en el MUTEK ES y en esta 13ª edición este encuentro no hubiera podido tener más sentido. El primer festival sin ningún tipo de restricciones que se celebraba en Barcelona fue la fusión perfecta entre lo mejor de la tecnología y del calor humano. El MUTEK que lleva como bandera mostrar lo más destacado de la creación digital llenó la ciudad de sonidos, creatividad e innovación a través de los diferentes espacios que se pudieron visitar durante los seis días de festival.

Viernes 11
El viernes en Nitsa Club nadie sabía si había empezado la fiesta, todo estaba oscuro y solo se podían distinguir las letras iluminadas de MUTEK ES en la mesa del DJ. La sala se iba llenando poco a poco; en Astin, Mbodj llevaba ya 45 minutos pinchando. Tim Hecker también, pero a diferencia del ambiente festivo que se estaba viviendo en la sala de abajo, el canadiense sumergió la sala grande del Apolo en una especie de inmersión en lo oscuro para llevarnos a través de una música electrónica catedrática a una dimensión paralela donde reinaba el silencio y la oscuridad, atravesada por la luz de algunos, pocos, móviles.
Fue el dúo español Flat Eric y Merca Bae cuando dijeron “Bienvenidos a bordo” quienes encendieron las luces y pusieron a la gente a bailar. El beat electrónico de Merca alimentaba el rap de Eric y juntos desdibujaron las líneas entre los dos géneros como ya pudimos ver en su nuevo trabajo Quibts, un proyecto que explora los límites de la música. Un trabajo futurista, ya no solo por las letras, sino también por la innovación de los sonidos. Los focos verdes parecían rayos láser disparando sobre un público entregado en la pista.
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Flat Eric y Merca Bae
Más tarde, Blawan desplegó en la sala el más puro sonido de la escena bass británica. Acompañado de un live audiovisual, los bajos del techno de Blawan hacían sudar a la gente y el sonido se te metía en la cabeza, imposible no seguir el ritmo. La fiesta terminaba, pero la noche no decayó cuando VTSS se subió al escenario. Los audiovisuales creados por Acid Thermal parecían representar lo que estaba pasando en la pista de baile. En la pantalla la imagen de un avatar con un vestido rojo entre luces bailaba a ritmo de VTSS mientras su techno duro retumbaba en los altavoces de la sala y quemaba rápidamente la pista de baile.
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Blawan
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VTSS

Sábado 12
La Antigua Fábrica Estrella Damm se llenó dos días de experiencias inmersivas y shows íntimos. Un ambiente pausado y bastante alejado del de la noche anterior, donde la gente se sentaba y disfrutaba de la cerveza mientras se sumergían de lleno en las experiencias que el MUTEK tenía preparadas para este espacio. Entanglement, una performance musical y audiovisual de los artistas France Jobin y Markus Heckmann inspirada en la física cuántica, hacía vibrar la sala de máquinas de la antigua fabrica. En la pantalla se proyectaban una especie de glitches que pretendían simular visualmente los campos cuánticos, el sonido te rebotaba en la cabeza y las fuertes vibraciones que hacían temblar las paredes te metían de lleno dentro de la energía del campo electromagnético.
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France Jobin y Markus Heckmann
La física cuántica se transformó en naturaleza a manos del japonés Ryoichi Kurokawa. Las luces se encendían y apagaban mientras la performance audiovisual s.asmbli/subassemblies iba construyendo a la vez que deconstruyendo constantemente paisajes naturales y edificios en ruinas. La sombra de Ryoichi se proyectaba en el centro de la pantalla como si él estuviera en medio de todo lo que se iba destrozando en el audiovisual.

La mayoría de gente seguía sentada en el suelo hasta que aya se subió al escenario y prácticamente a gritos hizo levantarlos. Presentaba im hole, su álbum debut, al que acompañó visualmente con algunos de los trabajos experimentales del filmmaker Sweatmother. El cuerpo de aya y su voz bastante distorsionada con numerosos efectos de sonido se volvieron el centro de su performance, que poco a poco y ya casi llegadas las nueve de la noche, fueron rompiendo la calma que construyeron los shows anteriores preparando al público para la última noche de festival.
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Ryoichi Kurokawa
La sala de Nitsa Club de Apolo se volvía a llenar por segundo día consecutivo. D.N.S se ocupó de ir calentando el ambiente mientras la gente iba haciéndose hueco en las primeras filas para contemplar lo más cerca posible a ShyGirl. Todos sabían perfectamente lo que iban a ver esa noche. Las luces rojas de los focos se tintaron de color rosa de un instante a otro cuando la británica salió al escenario. Los visuals que acompañaban su show pasaron a un completo segundo plano porque ShyGirl brillaba, y no solo porque la purpurina de su maquillaje resplandecía con la luz de los focos. Su presencia en el escenario llenaba la sala y la gente apelotonada en la pista de baile distaba mucho de la realidad que hemos vivido estos últimos dos años. “She only wants a good time, nice things, long nights”. El live llegó a su fin y la gente se escapó rápido a tomar el aire. Después de los pocos minutos que tardó el dúo belga a subirse al escenario, no hubo más tregua durante el resto de la noche. ascendant vierge brillaban en rosa fosforito y el público lo daba todo con el ritmo electrónico con notas de pop que trajeron consigo a través de un show dinámico y extravagante. Pero, quizás lo más sorprendente de todo, fueron las notas casi de soprano de ópera clásica a las que llegaba Mathilde Fernández que mezcladas con un ritmo que latía con fuerza nos regalaron un espectáculo para deleite de todos.
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D.N.S
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ShyGirl
Eran ya casi las seis de la mañana cuando Chica Gang fueron las encargadas de cerrar la última noche del MUTEK. La gente aprovechaba los últimos minutos para disfrutar del espectáculo que estaban montando las madrileñas, la pista de baile estaba a sus pies y el público sudoroso no aparentaba ni el más mínimo signo de cansancio. Un show que llevaba consigo la carga de cerrar un festival de un altísimo nivel y Chica Gang no solo consiguieron cumplir el objetivo a la perfección, sino que llevaron a la Sala Apolo al clímax más alto.
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Chica Gang