Léa Seydoux, que lleva años siendo embajadora de la firma, le pone cara a esta colección donde se combinan los accesorios más emblemáticos de Louis Vuitton con artículos de marroquinería, prendas de prêt-à-porter, zapatos y otros accesorios. Todo ello con la lona Monogram sobre un fondo blanco o negro que permite destacar los tréboles, las picas, los diamantes y los corazones (sustituto de la icónica flor de la marca) en colores como el azul intenso y el rojo amapola.
Una línea artesanal protagonizada por los bolsos Petite Malle y Vanity PM en blanco y negro, el bolso Square en piel blanca y cadena dorada, los Dauphine, Speedy, Neverfull y Keepall en lona y adornados con los dibujos de la baraja a lo grande y flores en rojo, azul, rosa y púrpura. También destacan las zapatillas Archlight blancas con adornos de cuero y un corazón rojo en el centro, que combina a la perfección con el bolso Heart en Monogram. Sin duda, una de las colecciones más juguetonas y simbólicas de Louis Vuitton hasta el momento.