Una colección colaborativa que nació de “esa necesidad de crear” en momentos de cambios de paradigmas globales y, por lo tanto, también personales e interpersonales. Cada jarrón se ha producido en edición limitada y tiene la característica especial de funcionar como florero al mismo tiempo que puede ser percibido como escultura. De esta manera, cada pieza nos recuerda la importancia y el valor que tienen nuestros espacios íntimos y sus componentes más triviales, recordándonos que “nuestro hogar es nuestro santuario”.