El pasado sábado 1 de abril se celebró una nueva edición del festival Lapsus dentro del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Lapsus es una plataforma artística multidisciplinar activa desde 2004 que ha realizado diferentes incursiones en el mundo de la música electrónica: el programa de Radio 3, el sello del mismo nombre y, recientemente, la inauguración de la sala Laut.
El CCCB acogía no solamente propuestas musicales en la Sala Teatre, espacio polivalente donde recientemente pudimos asistir también a la conferencia de Brian Eno (dentro del ciclo organizado por Evgeny Morozov). Mientras tanto, en la Sala Raval, el colectivo Atzar entretejía una jam session de seis horas repleta de hardware e interacción libre.

A primera hora de la tarde SKY H1, el proyecto de ambient vaporoso y rítmico de Chantal Peeters, nos transportaba a un territorio hipnótico y sugerente plagado de capas y detalles. Música de baile para la nueva era. Motion, su último EP publicado en Codes – el subsello del reputadísimo PAN – demuestra que no hay que perderle la pista.

El show de Steve Hauschildt era para disfrutarlo en posición horizontal. Muchos de los asistentes, sentados o tumbados, observaban los visuales con atención, perdiéndose en habitaciones virtuales que se abrían como fractales de innumerables colores. El set transitó por el lado más new age de su último álbum, Strands, una joya de la electrónica secuencial y la nueva escuela del ambient estadounidense (muy cercano a las propuestas de pioneros como Laraaji, Constance Demby o William Basinsky).
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Manta, proyecto a medio camino entre Barcelona y Berlín, inició con texturas fangosas y golpes secos una performance pulsante donde reinterpretó en clave tribal los technos americano y europeo de los últimos años. Las composiciones de Manuel Carvalho se muestran impenetrables al principio: ritmos rotos y capas de subgraves conforman un muro sónico donde el oyente debe proponerse una escucha atenta y activa, siempre alerta a la sorpresa.

Dave Monolith / MNLTH, músico británico dedicado en cuerpo y alma a la ‘braindance music’, presentó su set acompañado de los visuales de Prisma. El set emocionó a numerosos asistentes, que esperaban ansiosos la combinación que este músico realiza entre el acid, el jungle y el drum and bass (muy heredera de las composiciones de Richard D. James aka Aphex Twin).

El techno vanguardista de Machine Woman, proyecto que no se prodiga excesivamente en directo, estaba extremadamente emparentado con las propuestas de Lee Gamble o el mismo Actress. Música de baile intensa para disfrutar también con la mente, plagada de incursiones en el ruido digital y el feedback.
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El momento más esperado por muchos era, quizás, la actuación de Telefon Tel Aviv quien, tras el fallecimiento de Charles Cooper en 2009 (50% del duo de Nueva Orleans), había cesado su actividad. Ahora, solamente con Joshua Eustis a la cabeza y con el afloramiento de un nuevo interés por el IDM (Intelligent Dance Music) y por el ambient – que gente como ellos investigaron de manera exhaustiva a principios de los 2000s –, albergaron la mayor concentración de público del festival. Su fusión entre géneros sigue una línea de elegancia indiscutible que camina con soltura entre el hip hop, el jazz, las texturas granulares y un enfoque ambiental. Telefon Tel Aviv son una leyenda de la computer music.

Tras la actuación de CLIP, alter ego de Edu Tarradas, Lapsus continuó en Onac Club con una post-party capitaneada por Bataille, Airaboi y Luca Lozano.

No es sencillo proponer un día dedicado a la electrónica experimental que, incluso en formato de baile, afronte un acercamiento mental y requiera de un paladar sensible para su entendimiento completo. Lapsus afrontó otra edición con buen gusto y elegancia. Otro tipo de festival, por muchos años más.
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