Comisariada por Arturo Galansino y Joachim Pissarro, la muestra, que consta de una treintena de obras procedentes de museos internacionales y colecciones privadas, sugiere un recorrido por la producción artística de las últimas cuatro décadas de Koons: desde los años setenta hasta sus producciones inéditas de la actualidad. Una carrera caracterizada por ciertas constantes temáticas como la experimentación lúdica con nuevas aproximaciones al ready-made duchampiano, la desmitificación de las imágenes o la contraposición de diferentes registros artísticos.
El arte de Jeff Koons es deslumbrante. La exhibición es una sucesión de magnéticas obras referenciales en la trayectoria del artista que evidencian el inagotable potencial expresivo de la estética pop. Comienza en el patio del renacentista Palazzo Strozzi –meca del arte contemporáneo en una ciudad en la que el Renacimiento no deja mucho espacio para otras manifestaciones artísticas–, con la colosal Balloon Monkey (2006-2013), una monumental escultura azul de un animal con apariencia de globo moldeable. El recorrido continúa en las salas interiores del edificio en una sucesión de piezas icónicas expuestas sin orden cronológico. Las esculturas reflectantes de Koons permiten a los visitantes formar parte de las obras, en un diálogo perpetuo entre lo real y lo imaginario.