Desarrollada en estrecho diálogo con el artista, hasta el 30 de enero de 2022 el Palazzo Strozzi de Florencia acoge la exposición dedicada a Jeff Koons, una de las figuras más notorias y controvertidas del arte contemporáneo global que ha revolucionado el sistema artístico internacional. La exposición Jeff Koons. Shine propone como clave de interpretación del arte de Jeff Koons el concepto de ‘brillo/lustre/fulgor’, entendido como un juego ambiguo entre el esplendor y el destello, el ser y el parecer.
Comisariada por Arturo Galansino y Joachim Pissarro, la muestra, que consta de una treintena de obras procedentes de museos internacionales y colecciones privadas, sugiere un recorrido por la producción artística de las últimas cuatro décadas de Koons: desde los años setenta hasta sus producciones inéditas de la actualidad. Una carrera caracterizada por ciertas constantes temáticas como la experimentación lúdica con nuevas aproximaciones al ready-made duchampiano, la desmitificación de las imágenes o la contraposición de diferentes registros artísticos.
El arte de Jeff Koons es deslumbrante. La exhibición es una sucesión de magnéticas obras referenciales en la trayectoria del artista que evidencian el inagotable potencial expresivo de la estética pop. Comienza en el patio del renacentista Palazzo Strozzi –meca del arte contemporáneo en una ciudad en la que el Renacimiento no deja mucho espacio para otras manifestaciones artísticas–, con la colosal Balloon Monkey (2006-2013), una monumental escultura azul de un animal con apariencia de globo moldeable. El recorrido continúa en las salas interiores del edificio en una sucesión de piezas icónicas expuestas sin orden cronológico. Las esculturas reflectantes de Koons permiten a los visitantes formar parte de las obras, en un diálogo perpetuo entre lo real y lo imaginario.
El arte de Jeff Koons es deslumbrante. La exhibición es una sucesión de magnéticas obras referenciales en la trayectoria del artista que evidencian el inagotable potencial expresivo de la estética pop. Comienza en el patio del renacentista Palazzo Strozzi –meca del arte contemporáneo en una ciudad en la que el Renacimiento no deja mucho espacio para otras manifestaciones artísticas–, con la colosal Balloon Monkey (2006-2013), una monumental escultura azul de un animal con apariencia de globo moldeable. El recorrido continúa en las salas interiores del edificio en una sucesión de piezas icónicas expuestas sin orden cronológico. Las esculturas reflectantes de Koons permiten a los visitantes formar parte de las obras, en un diálogo perpetuo entre lo real y lo imaginario.
Por primera vez, la clave para entender una retrospectiva dedicada al artista estadounidense se encuentra en la reflectividad y la luminosidad de sus obras, realizadas en su mayoría con acero inoxidable pulido a espejo y barnices vibrantes que “aumentan nuestra percepción metafísica del tiempo y del espacio, de la superficie y de la profundidad, de la materialidad y de la inmaterialidad”, como explica Arturo Galansino.
Un material democrático, el acero, que permite al espectador, gracias a su capacidad reflectiva, incluirse en la obra en un juego performativo, cambiante según el punto de vista. “Para mí el acero inoxidable es el material del proletario, es de lo que están hechas las ollas y sartenes... Estos objetos no aspiran a ser de un material realmente lujoso. Las obras comunican poder y evitan el deterioro”, palabras de Koons.
Un material democrático, el acero, que permite al espectador, gracias a su capacidad reflectiva, incluirse en la obra en un juego performativo, cambiante según el punto de vista. “Para mí el acero inoxidable es el material del proletario, es de lo que están hechas las ollas y sartenes... Estos objetos no aspiran a ser de un material realmente lujoso. Las obras comunican poder y evitan el deterioro”, palabras de Koons.
Las obras protagonistas de la exposición dan buena fe de más de 40 años de la carrera del artista, desde las famosas esculturas en metal perfectamente pulido que replican objetos de lujo, los icónicos juguetes hinchables, la reinterpretación de personajes de la cultura pop como Hulk o la reinvención de la idea de ready-made utilizando objetos cotidianos. Esculturas, instalaciones y pinturas que captan inmediatamente la atención y luego rebotan para hacernos reflexionar sobre el propio concepto de arte.
Autor de obras que han entrado en el imaginario colectivo gracias a su capacidad para combinar la alta cultura y la cultura popular, desde refinadas referencias a la historia del arte hasta citas del mundo del consumo, Jeff Koons encuentra en la idea de fulgor un principio esencial de sus innovadoras esculturas e instalaciones que pretenden cuestionar nuestra relación con la realidad.
Las obras del artista estadounidense colocan al espectador frente a un espejo en el que se refleja a sí mismo y lo sitúan en el centro de su entorno. Como sostiene el propio Koons: “La obra del artista consiste en un gesto con el objetivo de mostrar a la gente cuál es su potencial. No se trata de crear un objeto o una imagen; se trata de la relación con el espectador. Ahí es donde ocurre el arte.”
Autor de obras que han entrado en el imaginario colectivo gracias a su capacidad para combinar la alta cultura y la cultura popular, desde refinadas referencias a la historia del arte hasta citas del mundo del consumo, Jeff Koons encuentra en la idea de fulgor un principio esencial de sus innovadoras esculturas e instalaciones que pretenden cuestionar nuestra relación con la realidad.
Las obras del artista estadounidense colocan al espectador frente a un espejo en el que se refleja a sí mismo y lo sitúan en el centro de su entorno. Como sostiene el propio Koons: “La obra del artista consiste en un gesto con el objetivo de mostrar a la gente cuál es su potencial. No se trata de crear un objeto o una imagen; se trata de la relación con el espectador. Ahí es donde ocurre el arte.”