Lo de ‘jardín’ se queda corto cuando vemos el Gucci Garden, que es más bien un mundo paralelo, incluso una máquina del tiempo: nada más ni nada menos que dos plantas que homenajean la trayectoria y el legado de la marca y que harán vivir una experiencia única a los visitantes. El término garden resulta familiar cuando se ven las prendas, bordados y prints que Michele ha convertido en protagonistas otra vez: desde la serpiente que se posa en abrigos y bolsos hasta las flores e insectos que hacen que las chaquetas y zapatos sean únicos; pero lo de Garden no va solo por eso. Tal como afirma el director creativo, “el jardín es real, pero pertenece, ante todo, a la mente y está habitado por plantas y animales; como la serpiente, que se cuela en todas partes y, en cierto sentido, simboliza un comienzo y un regreso perpetuos.”
Situado en el Palazzo della Mercanzia en Florencia, el espacio ha sido transformado por completo de la mano del equipo de Gucci, capitaneado por Maria Luisa Frisa, comisaria y directora de la licenciatura de Diseño de Moda y Artes Multimedia de la Universidad de Iuav en Venecia. Frisa, elegida por Michele personalmente, se ha encargado de las dos plantas que ocupa la Gucci Garden Galleria y de sus múltiples salas, en las que ha puesto en diálogo pasado y presente, piezas históricas –desde los origenes de la casa en 1921– y contemporáneas. “En Gucci, el pasado es una parte importante del presente, una afirmación que está perfecta sintonía con la visión que tiene Alessandro de la firma y su actitud hacia Florencia”, afirma.