Pero es que hay más. Porque más allá de las prendas, más allá de las colecciones, más allá de la forma, está el fondo. Pudiera suceder, y seguramente disfrutaríamos igual ante tal despliegue de talento, que estuviésemos simplemente ante un lavado estético, un rejuvenecimiento externo, ciertamente necesario, que no se cuestionase nada a nivel más profundo. Pero no es el caso. Alessandro Michele está llevando a cabo una auténtica revolución dentro de Gucci, que va desde los detalles más minúsculos, por ejemplo, ni rastro de notas de prensa, ni nada que se le parezca, donde se expliquen el desfile y la colección, a otros de mucha más envergadura que definen muy bien su apuesta estilística y su posicionamiento frente a la industria y el mercado, como unir en un solo desfile las temporadas de hombre o mujer, o suprimir los manidos y aburridísimos photocalls, algo que bien podrían tomar como ejemplo otros creadores, de los eventos importantes y de las fiestas. Por cierto, fantástica la que organizaron después del desfile, donde de nuevo diferentes iconos británicos, en este caso de la música, brillaron con luz propia, de Jarvis Cocker a Annie Lennox pasando por Andy Weatherall, Steve Mackey o The Horrors.
A dónde le llevarán sus decisiones solo el tiempo lo dirá, pero de momento sus colecciones, de una coherencia incuestionable, están llamadas a convertirse en una guía de estilo indispensable para todos aquellos que buscan nuevos referentes en los que verse reafirmados.