Vivimos tiempos inciertos, inmersos en un mar de preguntas sin apenas respuestas. Congelados en un paréntesis espacio-temporal del que no sabemos muy bien ni cuándo ni cómo saldremos. ¿Seguiremos siendo los mismos Después de? ¿Servirá todo este desastre para tomar conciencia de lo necesario, apremiante, que es un cambio de paradigma que nos permita resetear un sistema tocado y caduco que ya no nos sirve? Y si lo hacemos, ¿lo haremos desde la compasión y la solidaridad o dejaremos atrás a los más débiles como siempre?
O puede que simplemente nos olvidemos de todo cuando esto pase. Cuando la vacuna y un simple pinchazo nos convierta de nuevo en esos arrogantes que se creen invencibles por haber nacido en la parte acomodada del planeta. Hasta que otro revés nos ponga de nuevo en nuestro sitio. Imaginar un mundo nuevo es algo que reconforta en estos momentos de crisis. No sabemos aún cómo será, pero tenemos muy claro cómo no debería ser. He aquí una nueva lista de películas (documentales esta vez) que se enmarca en la colaboración con Filmin que iniciamos el mes pasado. Así a simple vista puede parecer un tanto estrafalaria: activismo, denuncia y conciencia social para alumbrar una nueva era; pero también, bizarrismo, arte y ternura como antídoto y cobijo en esta época extraña que nos está tocando vivir. Que estos tiempos difíciles nos permitan seguir pensando con claridad, y que no nos borren la sonrisa. Y sobre todo, cuando pasen, porque pasarán, tengamos memoria.


Human Flow
– Ai Weiwei, 2017

No estábamos preparados para esto, dice todo el mundo una y otra vez, los políticos, los médicos, los científicos. No lo estábamos pero ahora sabemos que vamos a tener que estarlo, porque vamos a tener que hacer frente no solo a esta sino a futuras pandemias. Así que lo que hasta hace nada era solo una posibilidad, ahora está marcado en rojo en las agendas de todos los gobiernos. Me pregunto si esto ayudará a activar la emergencia climática de una forma contundente, si los negacionistas se darán cuenta de la irresponsabilidad de sus actos y palabras. Y me pregunto también si de una vez por todas la comunidad internacional será capaz de hacer frente al reto de la migración, uno de los problemas más acuciantes, desesperados y vergonzosamente eludidos para el que, tristemente, tampoco parecemos estar preparados. En momentos como este, en el que miles de refugiados se hacinan en campamentos sin las mínimas medidas higiénicas y de salud, es más importante que nunca recuperar documentales como el de Ai Weiwei y clamar por políticas valientes y solidarias que no dejen atrás a nadie de verdad. Durante más de un año, el artista y activista chino visitó más de 40 campos de refugiados en diferentes países donde viven más de 70,8 millones de personas (datos de Acnur de finales de 2018). Una cifra demoledora que quizá se entienda mejor si la comparamos con las cifras que a día de hoy (11 de abril) arroja el Covid-19: 1,7 millones de infectados y 105 mil muertos. Sobrecoge, ¿verdad? Qué barbaridad. Ahora insisto: 70,8 millones de personas.


Citizenfour
– Laura Poitras, 2014

Uno de los debates más encarnizados que está generando esta pandemia es el grado de control que estamos dispuestos a asumir por parte de nuestros gobiernos para evitar que el virus siga propagándose masivamente una vez se levante la cuarentena. No nos engañemos, a estas alturas nos tienen fichadísimos a todos, pero hasta dónde más llegaríamos, ¿queremos realmente ir dejando un reguero de datos allá donde vayamos que recojan nuestro estado de salud, nuestra temperatura corporal, si nos hemos visto con tal o cual persona? ¿Para qué van a utilizarse luego estos datos, quién tendrá acceso a ellos, se utilizarán en nuestra contra cuando busquemos trabajo, cuando queramos contratar un seguro, cuando alguien quiera emparejarse contigo, cuando decidas adoptar? ¿Nos preocupa realmente esto cuando vamos regalando tan alegremente nuestros datos a corporaciones enormes como Facebook? Recuperamos el trepidante film de Laura Poitras, que se llevó el Oscar al Mejor Documental, sobre los programas de vigilancia ilegales en Estados Unidos bajo la dirección de la Agencia de Seguridad Nacional que destapó uno de sus empleados, Edward Snowden, bajo el alias de Citizenfour. ¿Y si lo ilegal acabara siendo legal?


La Sal de la Tierra
– Wim Wenders & Juliano Ribeiro Salgado, 2014

“Todo el mundo debería ver estas imágenes”, dice Sebastião Salgado en un momento de este documental tan necesario, que firma Wim Wenders junto a su hijo (de Salgado, no de Wenders) Juliano Ribeiro; lo dice justo cuando tú ya tienes un nudo en la garganta, y haces esfuerzos para no llorar. Hemos visto fotografías de Bosnia, de Ruanda, del Congo. Tan formalmente bellas como dolorosas y espeluznantes. Duelen las imágenes, duelen sus palabras y duelen los silencios. Parafraseando al fotógrafo, todo el mundo debería ver este documental (ganador, por cierto, del Premio Especial del Jurado en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, y Premio del Público en el Festival de San Sebastián), no solo para que no se nos olviden las atrocidades que el ser humano es capaz de cometer, sino por lo que también tiene de luminoso. El fotógrafo de lo humano, de lo social, de la guerra, devastado tras asistir a numerosos conflictos en primera fila, se retira del mundo y encuentra en la naturaleza, en las tierras de su familia en el brasileño estado de Minas Gerais, la razón por la que volver años después a la fotografía con Génesis (2004-2013), un proyecto que le ha llevado a los rincones más recónditos del planeta, un homenaje, como él dice, a este planeta que se abre con fuerza a la vida, aunque no se lo pongamos nada fácil.


Arcadia
– Paul Wright, 2018

Si tienes las neuronas fritas, si tu cabeza no da más que para tumbarte en el sofá mientras una de esas pelis insulsas de Antena 3 discurren ante tus ojos sin que le prestes la más mínima atención, créeme, puedes hacer algo más interesante sin que te suponga un gran esfuerzo. Déjate llevar por la incontinencia visual de esta maravilla que el artista Paul Wright ha realizado a partir de imágenes y vídeos de archivo del British Film Institute y la BBC, un emotivo y reconfortante viaje sensorial de casi 80 minutos lleno de belleza, musicado por dos de los grandes, Adrian Utley de Portishead y Will Gregory de Goldfrapp.


Reverend Billy & The Church of Stop Shopping
– Dietmar Post & Lucía Palacios, 2002

“La Tierra detiene nuestras compras”, decía Reverend Billy en su Twitter hace unos días. Este conocido activista y performer de New York, alter ago del actor William Talent, se mantiene en activo desde mediados de los 90 denunciando sin tregua a las grandes corporaciones, el consumo desmedido y el maltrato a nuestro planeta (sonadas son sus acciones en establecimientos de Starbucks y tiendas de Disney). En estos días de pandemia sigue alzando la voz, pero su discurso empezó muchos años atrás. “The Church of Stop Shopping cuenta con muchos seguidores”, dice en el film. “Yo soy un altavoz. No se trata de tener fama sino de sentirse útil. Creo que debemos hacer algo, aún no sabemos cómo. Los políticos miran a otro lado, o simplemente son unos corruptos”. Si todo cambio empieza por la desobediencia civil, ¿estaremos ahora en uno de esos momentos?


Machines
– Rahul Jain, 2017

Preguntémonos, ¿si supiéramos que esa camiseta que vestimos, esos pantalones, ese vestido llevan consigo el sufrimiento y explotación de aquellos que lo han confeccionado, los compraríamos? La respuesta lógica, la respuesta humana, la respuesta que acude a nuestra cabeza y que sale de nuestros labios es ‘No’. Sin embargo, lo sabemos y seguimos comprando. Rahul Jain debuta con este film que nos lleva a diferentes fábricas textiles de la India donde conoceremos a algunos de sus trabajadores, niños entre ellos, que trabajan durante jornadas interminables de doce horas por un salario paupérrimo de tres dólares. El círculo absurdo de producir mucho a bajo coste, consumir mucho a precios de risa, y tirar mucho porque total para lo que me ha costado es otra de esas cosas que necesitan una urgente revisión.


La Once
– Maite Alberdi, 2014

¿Cuánto dura una amistad? Ahí nos tienes haciendo videollamadas como si no hubiera un mañana ahora que añoramos esos abrazos, esos besos, esos revolcones, hoy que vivimos a través de una pantalla para no perder el contacto con los demás. Qué quedará de todo eso cuando esto se acabe, ¿serán nuestras relaciones más fuertes, más duraderas, más de verdad? ¿Os imagináis hablando con esas mismas personas dentro de 10 años, de 20, de 30? Quedando para tomar una cerveza, un vino, un café, un agua con gas… Desde hace 60 años, las cinco mujeres que protagonizan este entrañable, amable y divertido documental se reúnen una vez al mes para tomar el té y hablar de sus cosas. La directora Maite Alberdi hila esos momentos compartidos y les da forma a lo largo de 70 minutos que vale la pena no perderse.


Le Mystère Picasso – Georges Clouzot, 1956

En estos días de confinamiento lo digital ha tomado otra dimensión, hemos asistido a innumerables charlas en directo, hemos visto conciertos y hemos entrado en talleres y estudios de diferentes artistas. Que un artista te invite a su estudio, que te permita verle en pleno proceso de creación, solo puede entenderse como un acto de vanidad o de una enorme generosidad. El caso es que al cineasta Georges Clouzot se le ocurrió que sería una gran idea poder filmar a su amigo Pablo Picasso pintando en su estudio. Algo que al afamado pintor no le hizo mucha gracia así de entrada. Finalmente accedió, más que por generosidad, porque Clouzot no dejó de darle la lata. Durante los tres meses de rodaje en la casa que el artista tenía en Cannes, Picasso pintó veinte obras que posteriormente fueron destruidas por él mismo. “Para saber lo que ocurre en la mente de un pintor, sólo tenemos que seguir sus manos”, nos dice Clouzot al principio de la película. El resultado es un film hipnótico e inclasificable cuya banda sonora firmada por Georges Auric lo hace aún más memorable. En 1984 el gobierno francés declaró Le Mystère Picasso como Tesoro Nacional.


Demain
– Mélanie Laurent & Cyril Dion, 2015

Lo sabemos, el planeta está en peligro, pero quizá el tono catastrofista no sea la mejor manera de levantar el ánimo al personal para conseguir que cambiemos el chip de una vez y actuemos antes de que sea demasiado tarde. Esto es lo que debieron pensar el actor y activista Cyril Dion y la actriz Mélanie Laurent cuando leyeron un artículo en la revista Nature que afirmaba que de aquí hasta 2100 desaparecería una buena parte de la humanidad (claro, que por aquel entonces ellos no podían saber que unos desalmados lanzarían un virus para acabar con ese excedente de población que ahoga nuestro planeta, ¿eh, amigos de imaginación desbordante?). El caso es que se armaron de buen rollo y salieron a patear el mundo para detectar y evitar los problemas medioambientales, y de paso conocer a diferentes personas o colectivos que habían puesto en marcha proyectos sostenibles para cambiar ni que fuese su entorno más inmediato. El mensaje final no puede ser más optimista: hay soluciones. Solo necesitamos ponernos a ello. Demain fue un éxito de taquilla cuando se estrenó, y ganó el César al Mejor Documental. Si te sientes deprimido estos días, este film te levantará el ánimo.


Varda par Agnès
– Agnès Varda, 2019

En tiempos de crisis, desastres e incertidumbres el arte es nuestra tabla de salvación. A él nos aferramos para buscar sentido a aquello que no lo tiene, para sosegar nuestro ánimo, para buscar una luz en medio de la tormenta. El arte nos ilumina, nos construye y nos define como sociedad; el arte nos explica, y nosotros nos explicamos a través del arte. Ahora hace poco más de un año que nos dejó Agnès Varda, cineasta y artista de larga trayectoria, cuyo legado es enorme y profundamente inspirador. Rebelde, libre, feminista, experimental y de curiosidad insaciable. “Nunca he hecho películas políticas”, decía, “sencillamente me he mantenido en el lado de los trabajadores y de las mujeres”. Su último film es toda una lección de cine donde nos habla de su experiencia como directora, un fascinante epílogo que cierra de forma impecable una ya de por sí impecable carrera.


My Father from Sirius
– Einari Paakkanen, 2016

Uno de los calificativos que se escuchan a menudo referidos a esta pandemia que está asolando el planeta es ‘extraño’ o ‘bizarro’. Tiempos extraños, decimos. Claro, quién habría podido imaginar hace nada que nos convertiríamos en protagonistas de una de esas películas de ciencia ficción que tanto nos gustan, que viviríamos en primera persona una distopía como esta cuyo final se intuye lejano e incierto. Pero así son las cosas, sabes cómo te vas a dormir pero no con qué noticia desayunaremos. Y si no que se lo digan a Einari Paakkanen, que una noche su padre era su padre, y al día siguiente su padre reveló estar en contacto con extraterrestres y haber vivido él mismo en Sirius en una vida pasada. No os riáis porque es serio. ¿Qué harías tú ante tales revelaciones? Esto es lo que su padre Veikko, un tipo normal y corriente con un curro normal y corriente, le dijo al cineasta cuando apenas tenía 12 años. Aquel día el chaval se debió quedar flipando. Pero lo que hizo Einari 25 años después es este documental entrañable que te arranca más de una sonrisa.


Particle Fever
– Mark Levinson, 2013

Ahora que estamos todos medio paranoicos tratando de entender aún el porqué de este maldito virus (hay teorías para todos los gustos, pero tengo especial debilidad por las conspiranoicas), y conjeturando cómo será la era Después de, no estaría de más recuperar las grandes preguntas de siempre: ¿qué somos y de dónde venimos? Este documental de Mark Levinson nos hace partícipes del descubrimiento más significativo de los últimos años, El Gran Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas que permite recrear las condiciones que existían unos instantes después del Big Bang. Tan didáctica como apasionante, dos términos que no siempre van de la mano.


Push
– Fredrik Gertten, 2019

La vivienda es un derecho fundamental, y sin embargo, bien sabemos que no todos pueden disfrutarlo, bien sabemos hasta qué punto tenemos que hipotecarnos, renunciar a un porcentaje altísimo de nuestro salario, y eso quien lo tenga, para poder vivir bajo techo. Sí, necesitamos un reset, para esto y para tantas otras cosas, ¿pero será suficiente esta crisis sanitaria mundial para establecer unas nuevas bases sobre las que cimentar un nuevo modelo de sociedad, más justo, más equitativo, menos asfixiante? Activistas como Leilani Farha, la carismática protagonista y relatora de la ONU, dedican su tiempo y sus energías a concienciar a los gobiernos de todo el mundo para que tomen medidas urgentes que reviertan esta crisis mundial de la vivienda, a la que nos vemos abocados por culpa de los intereses especulativos de quienes hacen negocio con nuestro derecho a vivir dignamente.