La Sal de la Tierra – Wim Wenders & Juliano Ribeiro Salgado, 2014
“Todo el mundo debería ver estas imágenes”, dice Sebastião Salgado en un momento de este documental tan necesario, que firma Wim Wenders junto a su hijo (de Salgado, no de Wenders) Juliano Ribeiro; lo dice justo cuando tú ya tienes un nudo en la garganta, y haces esfuerzos para no llorar. Hemos visto fotografías de Bosnia, de Ruanda, del Congo. Tan formalmente bellas como dolorosas y espeluznantes. Duelen las imágenes, duelen sus palabras y duelen los silencios. Parafraseando al fotógrafo, todo el mundo debería ver este documental (ganador, por cierto, del Premio Especial del Jurado en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, y Premio del Público en el Festival de San Sebastián), no solo para que no se nos olviden las atrocidades que el ser humano es capaz de cometer, sino por lo que también tiene de luminoso. El fotógrafo de lo humano, de lo social, de la guerra, devastado tras asistir a numerosos conflictos en primera fila, se retira del mundo y encuentra en la naturaleza, en las tierras de su familia en el brasileño estado de Minas Gerais, la razón por la que volver años después a la fotografía con Génesis (2004-2013), un proyecto que le ha llevado a los rincones más recónditos del planeta, un homenaje, como él dice, a este planeta que se abre con fuerza a la vida, aunque no se lo pongamos nada fácil.