La obra de González-Torres se asienta en aproximaciones que abre en una línea post-minimalista y explora el diálogo entre lo privado o invisible y lo público. Caramelos, pilas de papeles, relojes, cortinas o vallas publicitarias son algunos de los materiales de los que se sirve el artista para crear poderosas y poéticas obras que desafían al espectador y le animan a construir su propia narración, subrayando la influencia decisiva de su obra en la estética queer. Su trabajo ha influido no sólo en artistas de su propia generación, sino también en un gran número de artistas de las generaciones posteriores.