Ese transcendental y enigmático silencio fue la inspiración para el club homónimo de la película Mulholland Drive y, hace más de una década, para que su director, David Lynch, lo hiciera saltar de la gran pantalla a la realidad en el subsuelo del número 142 de la Rue de Montmartre en París, convirtiéndolo en un lujoso antro nocturno y centro artístico de culto. Hace tres años, ese sugerente paraíso saltó a un lugar más luminoso y vibrante: la recóndita Cala Molí en Ibiza. El Silencio Ibiza, diseñado por el estudio mallorquín Moredesign y con cuatro ambientes diferentes, un chiringuito deluxe, un bar de tapas y coctelería de autor junto a la piscina, una zona de chill out y un espacio privado, respeta el entorno natural utilizando materiales locales como la madera de sabina, el esparto o la arena.